Momoko y la gata - Mariko Koike

Escritora japonesa, 1952. 
Lumen, 2020.

Mariko Koike es una escritora de suspense famosa en su país y ganadora de varios premios literarios. Gracias a editorial Lumen es que tenemos oportunidad de leer traducida una de sus novelas. 

Yukiko, empleada doméstica de la pintora Masayo, descubre un día a un gato callejero y andrajoso en el patio trasero. Alimenta al animal temerosa de que a la dueña de la casa no le gusten los gatos, sobre todo porque con 54 años tiene trauma en las piernas y le cuesta andar. 
Para su sorpresa, encuentra a Masayo muy propositiva en cuanto al minino ya que hasta pretende alimentarlo. A continuación lo lavan y resulta ser una preciosa gata blanca, cuestión que lleva a Masayo a su juventud, recordando a una antigua gata llamada Lala y toda una historia en torno a ella. 

La historia de Masayo comienza en 1955, cuando cuenta con 20 años y empieza a vivir en casa del famoso pintor Gorō Kawakubo para tomar clases de pintura a cambio de cuidar de su hija, Momoko, y llevar la casa. La madre de Momoko ha muerto, así que Masayo se empeña en ganarse el cariño de la niña y a la vez va enamorándose paulatinamente de Gorō, quien le lleva varios años pero es todavía joven. 
Estos sucesos se enmarcan en el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, la familia vive cerca de un cuartel del ejército estadounidense y sus familias, las cuales evitan mezclarse con los japoneses y sus costumbres. Al pintor, sin embargo, le atrae el estilo de vida de los americanos con comodidades modernas de ricos y procura imitarlo en lo posible convirtiéndose en un esnob.   

Momoko parece estar traumatizada, por lo que permanece ajena al entorno y con un aura de misterio, aunque se va abriendo del encierro psicológico que ha tenido desde la muerte de su madre y Masayo, con algún esfuerzo, logra crear un vínculo afectivo con ella.
“No es fácil explicar por qué una chica de tan solo veinte años sentía tantas ganas de compartir su cariño con una niña que le era del todo ajena. Cierto es que suspiraba por Gorō kawakubo y estaba empezando a enamorarme de él. Pero no era mi intención ganarme a Momoko para buscarme el afecto de su padre. Yo quería a Momoko sin más. Adoraba a esa niña solitaria que jugaba con Lala en los trigales”.
Todo va bien para ellos hasta que aparece una mujer en la vida de Gorō, la bella y excéntrica Chinatsu. Esto inquieta en cierta forma a Masayo, aunque en el fondo es tan ingenua que cree que el pintor solo piensa en su difunta esposa, siendo inmune al encanto de otras mujeres.
“Yo creía que Goro tenía la mente puesta en un mundo abstracto que a mí me hubiera gustado entender. De veras estaba con convencida de ello”.
Por otra parte, Momoko posee una gata blanca, impoluta y majestuosa, llamada Lala. El vínculo entre ellas es extraordinario, al grado de que la niña quiere a la gata como si fuera su madre; la novela presenta incluso imágenes de Momoko imitando a una cría de gato que pide ayuda a Lala mientras llora.
Chinatsu va ganando terreno presentándose con cierta frecuencia en casa de Gorō, quien pronto comienza a mostrarse cariñoso con ella. Sus esfuerzos por ganarse a la pequeña Momoko resultan infructuosos, por lo que cae en la desesperación. Además, a Chinatsu no le gustan los gatos y con esto estarían vedados todos sus intentos por intimar con la niña, quien “solo sabía abrir su corazón a los demás por medio de Lala”.

A partir de este punto me abstendré de contar los hechos para no desvelar los sucesos inesperados de la trama que se dan a partir de la llegada de Chinatsu, porque los secretos del pasado se abren camino y la historia toma unos tintes bastante oscuros, envueltos en una bruma de suspense, donde cada personaje carga con su propia historia y motivaciones que terminan por entrelazarse e introducirse en una oscuridad soterrada que de alguna manera flota en el aire expandiéndose sin remedio. 

Es un relato siniestro que deja al descubierto la parte abyecta del ser humano cuando quiere conseguir algo a toda costa sin importar lo que se lleve en el camino. Además es una historia que da la vuelta porque los actos viles se pagan y además hacen aflorar la infamia en quienes no lo merecían y que a su vez se vuelven cómplices o víctimas.

La novela está bien escrita, articulada con fluidez, además de entretenida. Aunque los giros finales no me convencieron del todo, sí la recomiendo.



Mariko Koike


*Imagen tomada de Internet

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