La vegetariana - Han Kang

Escritora surcoreana, 1970.
Editorial Bajo La Luna, 2012.
Premio Man Booker Internacional, 2016.

Yeonghye es la protagonista de esta historia y ha decidido no volver a comer carne. Esto obedece a ciertos sueños encadenados que se han ido presentando y que la han aterrorizado; sueños en torno a la carne y a la sangre. Decide detener la ingesta de productos cárnicos en el intento de que las pesadillas la dejen en paz. 
La complejidad de esta historia radica en el porqué, cuestión que puede dar lugar a varias interpretaciones. Yeonghye ha vivido en una familia con un padre autoritario y ahora se ha casado con un hombre ordinario que la eligió por ser como él: porque encontró en ella a una mujer anodina y sin chiste en la búsqueda de una vida pacífica. Aunque admira secretamente a su cuñada, quien le parece mucho más atractiva que su mujer. 
Siendo de abdomen voluminoso, pene chico y extremidades delgadas, se sentiría incómodo ante una mujer bella, rica o inteligente. 
                    “Nunca he pretendido más de lo que creo merecer.”
En esta obra las distintas situaciones se presentan mediante tres voces. Primero la del esposo que refiere lo antes mencionado y que un día encuentra a su mujer en la cocina decidida a tirar todas las carnes de distintas especies animales que esperaban a ser consumidas en el congelador.  
Hasta antes de estos malhadados sueños ella se había conducido en forma completamente normal; su familia incluso acostumbraba a cortar láminas de pescado vivo para el sashimi...
Entonces aparece un sueño con bultos de carne destilando gotas de sangre y Yeonghye se ve a sí misma comiendo esa carne cruda con el rostro ensangrentado. Luego llega otro sueño, donde un crimen oscuro hace que empiece a temerle a los cuchillos, los cuales comienzan a producirle una sensación "de algo espeluznante, sucio, terrible y cruel”. 

La familia, muy consternada, hace lo posible por ayudar a que la joven vuelva a la supuesta normalidad (al menos en cuanto al comer): 
“Cuando por fin empiece a comer, comerá como antes. ¿Dónde se ha visto que alguien no coma carne en estos días?” 
En algunas de sus pesadillas, Yeonghye mata e ingiere animales; incluso se le hace agua la boca de solo pensarlo (soñarlo). Esto, en la vigilia, la impulsa aún más a alejarse de la sangre, a mejor comer vegetales y a transformarse por completo dentro de los parámetros de una locura que va en ascenso.
"No pudo ser más vivida la sensación de desgarrar con mis dientes esa carne cruda. Y mi cara, mis ojos. Me había vuelto una desconocida, pero no era duda de que era yo."
Se podría decir que se ha trastornado, que ha enloquecido o que a través de esos sueños quiere dejar la parte bestial que habita en todo ser humano para convertirse en otra cosa, en un ente ya ni siquiera vegetal porque llega a un punto en el que decide no probar bocado nunca más para irse consumiendo lentamente. 

La segunda voz es la del cuñado, quien opina de ella todo lo contrario al marido: él la ve muy guapa, anhela poseerla y vive su propia fantasía y locura a través de extraños deseos que quiere plasmar en ciertas filmaciones pornográficas teniendo como protagonista a Yeonghye. 
Su mujer no le atrae especialmente, hay sensaciones cruzadas en cuanto a las hermanas y sus esposos, como si cada uno de ellos hubiera elegido mejor en la pareja del otro. 

El tercer punto de vista es el de la hermana, quien hace un descubrimiento terrible, totalmente condenable, que conlleva una especie de sexo vegetal en medio de aromas y emanaciones arbóreas. Es ella quien presencia todo el proceso autodestructivo al menos en lo físico de Yeonghye. Además, de pronto se encuentra con que su hijo también ha tenido un sueño extraño, cosa que no deja de insinuar un trastorno hereditario o familiar. 
"Cuando la penetró, del sexo de ella comenzó a rezumar un líquido verdoso como de hojas machacadas. El olor a pasto, fragante y a la vez amargo, se fue haciendo tan acre e intenso que se le hacía difícil respirar."
La novela sugiere perturbación, negación de lo establecido, rebeldía. Pero tampoco es que se nos den detalles acerca de estas afirmaciones, con excepción de la locura que lleva a Yeonghye al psiquiátrico donde es tratada por la fuerza en el afán de hacerla comer. 

¿Hasta dónde la decisión de dejarse consumir hasta la posible muerte es válida? ¿Hasta dónde debe respetarse la locura y lo que desencadena? Porque el hecho de forzarla a ingerir alimentos solo la llevaría a mejorar la salud del cuerpo, pero quizá no de la mente. 

El mundo onírico habría sido en Yeonghye tal vez un reflejo de todo lo que podría haber ido acumulando a lo largo de su existencia, o probablemente solo el ingreso a un mundo febril y alucinante que la llevaría a perder la cordura. 

La escritora da un pista al inicio de la obra diciendo que Yeonghye "es un ser humano que pone en juego su vida para no dañar a nadie ni a nada, un ser a quien un día deja de importarle en absoluto vivir o morir”. 
Sin embargo, si esta explicación es la que llevaba en mente, me temo que quedó muy mal desarrollada porque los actos de Yeonghye, más que voluntarios, obedecen a un estado de agitación que no la deja dormir tranquila y del cual incluso intenta escapar dejando de comer carne en un principio y más adelante mediante unas pinturas de flores que le hacen en el cuerpo y que la tranquilizan. 

Las ideas subyacentes, sin embargo, podrían ser el rechazo a todo lo que conlleva vivir en un mundo cruel, brutal, tantas veces inhumano. 

Me gustó, pero es una obra difícil de recomendar y además el título puede resultar engañoso porque no se trata de vegetarianismo. 

Han Kang

*Imagen tomada de Internet

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