Escritor mexicano, 1933.
En esta obra se aborda el tema del matrimonio en México a partir de los años 50 a través de una pareja típica de la época. Nicolás Lobato como proveedor y símbolo del machismo, y Jacqueline Cascorro como una mujer aparentemente sumisa pero muy dolida por las continuas infidelidades de su pareja.
Tanto el argumento como la profundidad psicológica se centran en el personaje femenino y sus conductas obsesivas. A pesar de que en un momento dado Jacqueline comienza una vida paralela a la de su marido, el resentimiento no le permite tomar la distancia adecuada y las situaciones que se desprenden de este hecho ofrecen una buena muestra del comportamiento humano que el autor adereza con una buena dosis de humor.
A partir de cierto evento, la mente de Jacqueline se transforma y de pronto se ve ocupada por una sola idea que la perturba profundamente: la de asesinar a su marido.
"Todo cambió en un instante, cuando al quebrar con sus manos una pata de cangrejo y oír descorchar a sus espaldas una botella de champaña se dejó poseer por un pensamiento que la visitaría de manera intermitente, convirtiéndola, y ya para siempre, en una mujer de muy malas ideas."
Con cada amorío, Jacqueline vuelve a la idea de asesinar al traidor. De esta forma podrá proveer de lo necesario a su propio atribulado y siempre desamparado amante en turno. Nunca se detiene a pensar en que estaba pagando al confiado esposo con la misma moneda mediante su propia infidelidad; lo cierto es que en cada intento homicida las cosas parecían ir más bien en contra de sí misma, cuestión muy significativa cuando las ataduras no se liberan en forma adecuada.
Sergio Pitol penetra en la psicología de la mujer inocente que llega virgen al matrimonio y que se va enfrentando a situaciones que la conducen a experimentar profundas sensaciones de dolor y de ira al tener que aceptar con “normalidad” las infidelidades del esposo. El hecho de sentirse continuamente humillada y relegada a un segundo plano hace que el rencor nunca disminuya. En la novela puede leerse entre líneas el interés y el amor del marido hacia ella, aunque de una manera que pocas mujeres aceptarían sin resentimientos.
Los lazos de diversa índole que toda pareja construye propician que no se plantee la sana disolución del vínculo matrimonial. Es más conveniente tolerar una mala situación hasta las últimas consecuencias que ser objeto de la deshonra social (y/o financiera, desde luego).
Buen retrato social que trasciende épocas y lugares; los celos y las sensaciones más profundas del ser humano ante circunstancias como estas siempre tendrán cabida en la universalidad temática.
No se pierdan la película de Carlos Carrera.
4 comments:
¡Hola Andrómeda! Primero de todo, ¡qué bien que hayas regresado al mundo de la blogósfera después de tan larga ausencia! Gracias. En segundo lugar, qué placer encontrar tu reseña de La vida conyugal. A juzgar por tu comentario, me parece una novela muy interesante, especialmente en cuanto al retrato femenino que describes en la entrada (leí El arte de la fuga, de Pitol, el año pasado, y me encantó). Un abrazo.
¡Hola, Richard! Gracias por la bienvenida, no he leído ese libro de Pitol, tomo nota. Me interesa mucho seguir leyendo su obra.
¡Un saludo!!
Pues no he leído aún nada de PItol, y parece que esta es una buena obra para comenzar. Un beso,
Ale
Hola chicos! Está buena la pag. Pásense por el mio, hay un articulo sobre Pitol.
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