El callejón de los milagros (callejón de Midaq, en el bazar Jan el-Jalili de El Cairo) presenta una variopinta descripción del ambiente y de unos personajes que pronto comienzan a exhibir sus necesidades y peculiaridades.
El café de Kirsha, determinante y representativo del lugar, comienza a modernizarse: un anciano poeta cuyos ingresos provienen de sitios como éste, se encuentra angustiado ante la sustitución que harán de su persona a través de la radio que ahora pide la clientela. Este es sólo un ejemplo del trasfondo latente y urgido de ideas y sucesos renovadores. La segunda guerra mundial también se manifiesta como telón de fondo indirecto que propicia algunas de las situaciones de esta novela estructurada a manera de estampas, donde cada capítulo se detiene a contarnos lo relacionado con algún personaje en particular. Entre los más relevantes destacan:
El viejo Kirsha, homosexual que tiene el descaro de citar a sus jóvenes amantes en el café, para vergüenza y dolor de su mujer, quien, por otra parte, no sabe qué hacer para controlar la penosa situación. El narrador no deja de dar su opinión y juzga este hecho como una "pasión perversa".
Abbas, el barbero que comparte morada con el tío Kamil -poseedor de una dulcería-, se perfila como un hombre bueno pero conformista. Sólo movido por el amor decide salir de su apatía para seguir el ejemplo de su amigo de la infancia, Hussain Kirsha, el cual ha conseguido un puesto bien remunerado dentro del ejército británico.
Radwan Hussainy es el propietario del inmueble que también habitan el tío Kamil y Abbas; hombre respetable considerado como una autoridad moral en el callejón.
La historia del Jeque Darwish me conmovió, ya que de ser un profesor con una buena posición social, se vio obligado a abandonar a su familia y a vagar por las calles debido a las nuevas medidas adoptadas por el sector educativo. Sin embargo, logra vivir en paz encontrándose siempre con almas caritativas que le acogen.
La señora Sanuya Afifi, acaudalada mujer que a los cincuenta años decide casarse de nuevo, visita a su inquilina Umm Hamida, quien tiene, entre sus actividades, la de casamentera. Esta última promete buscarle marido, aprovechándose de la situación para no pagar el alquiler nunca más.
La panadería es otro de los sitios representativos del lugar, y más porque sus dueños alquilan un cuartucho a Zaita, curioso, maloliente y perturbador personaje que se dedica a “fabricar” mendigos. La extracción de ojos, la creación de alguna joroba o cojera, realizada tras una cuidadosa observación que permita decidir qué tipo de malformación convendrá más al cliente, es su especialidad. En contacto con la más extrema miseria, se dedica a vivir de la deuda que los pordioseros adquieren con él para siempre después de ver consumada la transformación de sus cuerpos. Los sangrientos pensamientos de Zaita están muy acordes con el "oficio" que desempeña.
Salim Alwan, el dueño del bazar, hombre de posición envidiable, con una familia estable, trabajador incansable y apasionado que alimenta su placer sensual a través de un curioso plato estimulante, hecho a base de trigo condimentado “mezclado con trozos de carne de palomo y una cierta cantidad de nuez moscada”, se debate entre ser fiel a su agotada mujer, o dar rienda suelta a su pasión por Hamida, aunque para esto tenga que llegar al extremo de casarse con alguien que no pertenece a su posición social.
La bella Hamida se describe como una chica sin principios morales muy sólidos, impulsiva y caprichosa, que ambiciona lo que nunca ha tenido y que siente "aversión por los niños". Es por ella que, Abbas decide salir de su agujero para integrarse al ejército británico, tras obtener la ansiada promesa de matrimonio. Los sentimientos que suscita esta chica en otros personajes destilan envidia y malos deseos, pero ella misma tiene parte de culpa en esto. Hamida no es capaz de cumplir su promesa y se arroja a una vida disoluta que sin duda le viene como anillo al dedo.Esta situación es una de las más interesantes de la obra, y su trágico desenlace representa la conclusión de una circunstancia que difícilmente podría terminar de otra manera.
Curiosamente, el autor presenta a algunas de las mujeres como golpeadoras, cosa que no dejó de sorprenderme (al tratarse de una sociedad predominantemente machista). Lo cierto es que la diversidad de caracteres se plantea de forma muy realista, con el consiguiente modo de enfrentar los conflictos. La envidia, la complacencia en el mal ajeno y el estar pendiente de los demás, son aspectos característicos de cualquier entorno similar; del pequeño pero sustancial universo que enmarca sólidamente los sucesos ocurridos en su interior. El efecto catártico se manifiesta al tratarse de gente que vive tan mal y que se regocija y consuela al atestiguar la desgracia ajena.
De alguno de los personajes se dice:
Me parece que el autor, quizá por su misma formación cultural, prefiere preponderar ciertas características agresivas en mayor medida en las mujeres, aunque los hombres tampoco queden muy bien parados. La pobreza, la indiferencia o los intentos de progresar, se transmiten a través de imágenes minuciosamente construidas. El callejón es querido u odiado, posición que sólo depende de la forma en que aprisione a sus habitantes. Por otra parte, la guerra -desgracia de muchos y provecho de otros- llega a su fin, y con ella la bonanza de quienes gozaban de sus beneficios. Pese a todo, la vida en el callejón continúa construyéndose como un organismo vivo, albergando a nuevos personajes, despidiéndose de los que parten por diversos motivos y cobijando, para bien o para mal, a quienes les resultaría imposible desligarse de su atmósfera.
“La luz de la mañana iluminaba el callejón y un rayo de sol daba contra la parte superior de las paredes del bazar y de la barbería. Sanker, el camarero del café, rociaba el suelo con agua de un balde. El callejón se disponía a pasar otra de las páginas de su vida cotidiana. Los habitantes daban la bienvenida a la mañana con sus gritos habituales. A aquella hora temprana, el tío Kamil, de manera poco usual en él, se afanaba en torno a una fuente de dulces que una pandilla de chiquillos adquiría por unas monedas antes de entrar en la escuela. Enfrente, el barbero afilaba las navajas y Jaada, el panadero, volvía de recoger las masas de las casas vecinas. Los empleados de Alwan comenzaron a llegar, abriendo puertas y ventanas, irrumpiendo con sus ruidos en la calma del callejón. Kirsha estaba sentado detrás de la caja, sumido en su habitual sopor, escupiendo de vez en cuando al suelo lo que masticaba, y sorbiendo café. Cerca de él estaba el jeque Darwish, silencioso y postrado. Entonces se asomó la señora Afifi a la ventana para decir adiós a su joven marido, camino de la comisaría en que trabajaba.”
En esta obra el autor expone, de manera espectacular, anécdotas representativas e hilvanadas en torno a varias personas que coexisten en un lugar determinado, plasmando situaciones que podemos reconocer sin dificultad si lanzamos una breve mirada al mundo.
18 comments:
Hola Andrómeda: mientras leia tu genial reseña hubo una parte que me hizo recordar a una escena de Slumdog Millionaire, cuando los bribones que ponían a decenas de chicos en la calle a mendigar por todo Bombay, le quemas los ojos a un chico que canta.
Se ve que el callejón de los milagros es una varieda muestra de la cultura de egipto, lo tendré en cuenta.
saludos
Lindo diseño andromeda , yo tengo que superar mis prejucios a los nobel
Gracias, Mariano, justamente me vino a la mente esa película cuando leí la parte que habla de Zaita. La única diferencia radica en que la cinta es más cruel porque se trata de niños que desconocen lo que les espera... :(
Acabo de comprar la película de Jorge Fons, ambientada en México. Espero que no me decepcione (la vi hace años pero no recuerdo nada).
¡Un saludo!
Leox, yo no tengo tantos prejuicios quizá porque no he leído a muchos Nobel, pero gracias a ese premio conocí a Pamuk, por ejemplo, y me ha gustado todo lo que le he leído.
... Por cierto que compré un libro de Le Clézio (después de mucho pensarlo...)
Gracias, ¡saludos!
Hola Andromeda, la verdad es que el libro tiene una pinta estupenda. Parece que se trata de uno de esos libros lleno de personajes populares y situaciones costumbristas con los que tanto disfruto. Sobre lo que comentas de la violencia ejercida por las mujeres, quisiera comentar que, en mi opoinión, la violencia, en determinados ambientes, es una forma más de comunicación y resulta perfectamente normal. Ese es uno de los problemas para la erradicación de la violencia machista: la aceptación de la violencia como un código de conducta perfectamente aceptado.
Muy interesante tu comentario ;)
Hola Andrómeda!
Hasta ahora he leído una sola novela de Mahfuz: Palacio del deseo, gracias a una colección de libros cuyos autores ganaron el Nobel (de esto hace 7 u 8 años). Lamentablemente no he podido hacerme de otros libros del egipcio. Ganas de retomarlo no me faltarán luego de leer tu reseña.
El callejón de los milagros me sonaba a título de una película, y ya lo comprobé.
Saludos,
R.
Gabo, estoy segura de que este libro te encantaría. :)
Eso que dices sobre la violencia me parece muy acertado; en el ambiente de este libro aplica tal como lo planteas.
¡Abrazos!
R., no he leído la obra que mencionas, pero la anoto ahora mismo.
Por cierto que recomendaron un libro que aborda una temática similar a El callejón de los milagros:
El edificio Yacobián, de Alaa Al Aswany (otro escritor egipcio).
¡Saludos!
HOla, andromeda
qué buena la reseña que hacés. tengo ahora el ladrón y los perros, también de mahfuz, y la verdad me da mucha curiosidad aunque todavía no he tenido tiempo de leerlo. está tan orillado este autor, pero tienen un pinta bárbara sus libros. y al parecer, según contás, también son interesantes.
saludos
¡Hola, Andromeda! Descubrí su blog hace poco gracias a dos o tres otros blogueros preferidos, y quería decirla que me gusta el trabajo que hace acá. Desgraciadamente, no he leído nada de Mahfuz hasta ahora; sin obstante, me gustaría leer algo de él este año porque todo el mundo dice que escribe tan bien (he visto la película, pero me imagino que la novela será menos melodramática). De todos modos, gracias por la reseña. ¡Saludos!
Hola Richard, no he leído algo más de Mahfuz, pero este libro me encantó.
Mil gracias por la visita, ¡un saludo!
Muy interesante lo que cuentas. Desde luego suena muy apetecible. Y por mi trabajo, me he dado cuenta, que precisamente las mujeres que han recibido una educación machista, suelen ser las principales transmisoras de ese machismo a sus hijos e hijas. Pero no lo hacen todas, eso también es cierto.
Me encanta como escribes, y el nuevo "look" de tu blog está genial. Me gusta mucho. Las imágenes con las que nos rodeas, son una preciosidad.
Buen día!!
Por cierto...conoces algún libro de que hable de Estambul?? Así en tipo, narración?? Gracias!!!
Me imagino que este libro te podría gustar, María. :)
Leí hace uno o dos años Estambul, del Nobel turco Orhan Pamuk, una obra en la que habla de la ciudad entremezclando su autobiografía y otros datos, por lo que me dio la impresión de estar leyendo un libro a caballo entre este género y el ensayo, cosa que quizá no guste a todo el mundo (es lo que he visto, a mí me encantó).
Pero una obra novelada y contemporánea, al menos de momento, no me viene a la mente... :(
Voy a investigar, que también me interesaría leer algo así.
Gracias, ¡¡Abrazos!!
Se puede tener manía a los ganadores del Planeta, pero también a los del Nobel? Me ocurre muchas veces que leo un libro de un autor para mí semiconocido, me parece excepcional, y cuando me informo sobre él había ganado el Nobel. Salvo excepciones, suelen recibirlo autores con trayectorias consagradas y calidad excepcional.
De Mahfuz me fascina su manera de contraponer el espíritu humano con las imposiciones de la política y la religión por un lado, con las relaciones humanas. Lo hace de forma sencilla y extremadamente clarificadora.
Un saludo, y enhorabuena por el rediseño.
Me pasa tal como dices con el premio Planeta. Con el Nobel es otro cantar, sin duda, aunque quizá haya alguna excepción (que yo desconozco).
También coincido con lo tu apreciación sobre la narrativa de Mahfuz, no tardaré mucho en leer otros libros suyos.
Gracias por la visita, ¡un saludo!
hola Andrómeda,
Lindo diseño! ¿de dónde lo sacaste? Me gustaría hacer algo parecido.
Besos
Bueno, ya sabes que este libro me encantó a mí también, el relato que hace Mahfuz de la sociedad, o de un sector de ella, me parece acertadísimo en cuanto a lo que tiene de universal, como bien apuntas en tu reseña. El Callejon es un microcosmos, un espacio pequeño y representativo, sobre el que el escritor colocó una lupa y se puso a contar... y le salió esta maravillosa novela.
Un abrazo. :)
Cristian, si quieres déjame tu correo en un mensaje (no lo voy a publicar), y así podré enviarte la información. :)
Abrazos.
Gracias, Madoguna, creo que disfruté esta novela tanto como tú. :)
Besos.
Andromeda, ya me apunté este libro, yo acabo de leer, del mismo escritor, Tras la celosía y me ha gustado mucho, pero creo que el que tú comentas en mejor.
Escribe fenomanal y parece que estas dentro de los barrios y de los cafés. Animaros que está muy bien.
Un saludo
Teresa
Gracias por la recomendación y por la visita, Teresa, ¡espero encontrar ese libro!
¡Saludos!
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