Conocí al protagonista de esta novela en Ladrones de Tinta, libro igualmente ambientado en la grandeza del Siglo de Oro español. Aunque la senda narrativa de aquél resulta mucho más enriquecedora en todos sentidos (la recreación de la época es inmejorable y además se introducen personajes históricos muy atrayentes), El gabinete de las maravillas constituye una digna secuela narrada por el mismo personaje, Isidoro de Montemayor, un hidalgo cuyo título ha costado algo más que la respetada “limpieza de sangre”, y que se ha convertido en amante de la condesa de Cameros.
El marqués de Hornacho, tío de ésta, encuentra asesinado a su archivero, Gonzalo Escondrillo, en el famoso gabinete del cual es orgulloso propietario; un sitio en el que convergen todo tipo de raros tesoros y reliquias, además de una curiosa colección de monstruos (o sus partes más llamativas).
Isidoro toma el lugar del muerto animado por la condesa, quien se lo propone al marqués. De este punto en adelante, Montemayor nos llevará -haciendo gala de su gran capacidad de humor e ironía- por los entresijos del gabinete, el cual se encuentra dispuesto de acuerdo a una interesante "teoría de contrarios", así como a la resolución del crimen.
Las diversas hipótesis formuladas por algunos personajes para explicar la existencia de los monstruos reflejan estupendamente la inconmensurable inventiva popular, ya que para la época no eran más que “interpretaciones de los designios de Dios”:
El acierto de esta novela consiste, más que en desvelar un misterio o presentar cuestiones sustentadas, en la agradable ambientación de un tiempo al que nos transporta completamente. Como con otras obras, lo que me resulta más atractivo son las descripciones cotidianas entre las que destacan hábitos de higiene, remedios -más milagrosos que medicinales-, costumbres diversas de acuerdo a las clases sociales y, por supuesto, las prolijas ideas que movían en sus más profundos recodos a los laberintos mentales del siglo XVII.
Sin pretender atribuirle cualidades excepcionales, me conformo con decir que se trata de una novela muy entretenida, en la cual lo anecdótico queda un tanto desvirtuado ante la indiscutible frescura de las descripciones y el encanto del propio narrador-protagonista.
El marqués de Hornacho, tío de ésta, encuentra asesinado a su archivero, Gonzalo Escondrillo, en el famoso gabinete del cual es orgulloso propietario; un sitio en el que convergen todo tipo de raros tesoros y reliquias, además de una curiosa colección de monstruos (o sus partes más llamativas).
Isidoro toma el lugar del muerto animado por la condesa, quien se lo propone al marqués. De este punto en adelante, Montemayor nos llevará -haciendo gala de su gran capacidad de humor e ironía- por los entresijos del gabinete, el cual se encuentra dispuesto de acuerdo a una interesante "teoría de contrarios", así como a la resolución del crimen.
Las diversas hipótesis formuladas por algunos personajes para explicar la existencia de los monstruos reflejan estupendamente la inconmensurable inventiva popular, ya que para la época no eran más que “interpretaciones de los designios de Dios”:
“El útero de la mujer hace las veces de molde, y según se mezcle y asiente la materia en él, así será el ser que se genere (…) Si el útero es muy estrecho, generará un enano, si muy grande, un gigante. Por exceso, nacen seres con muchos brazos piernas o cabezas; por defecto nacen sin piernas, sin manos o con un solo ojo. "Y para ejemplo de las preciadas reliquias:
“Al pie de cada una de ellas se especificaba el contenido: Diente de leche de la virgen”; “Púas del peine de la virgen”; “Ampollas con leche de la virgen” .
El acierto de esta novela consiste, más que en desvelar un misterio o presentar cuestiones sustentadas, en la agradable ambientación de un tiempo al que nos transporta completamente. Como con otras obras, lo que me resulta más atractivo son las descripciones cotidianas entre las que destacan hábitos de higiene, remedios -más milagrosos que medicinales-, costumbres diversas de acuerdo a las clases sociales y, por supuesto, las prolijas ideas que movían en sus más profundos recodos a los laberintos mentales del siglo XVII.
Sin pretender atribuirle cualidades excepcionales, me conformo con decir que se trata de una novela muy entretenida, en la cual lo anecdótico queda un tanto desvirtuado ante la indiscutible frescura de las descripciones y el encanto del propio narrador-protagonista.
10 comments:
Hola Andrómeda,
¿De dónde sacas estas novelas? No me va a quedar tiempo para nada si sigo sumando títulos.
Siempre me divertí con las explicaciones a los hallazgos "científicos" de los matasanos de antaño.
Beso
Recomendaciones... :)
Alguien me recomendó la primera y me gustó tanto que compré la siguiente en cuanto salió a la venta.
Claro que la leí mucho después porque, como dices, el tiempo no alcanza...
Me gustó más "Ladrones de tinta", es un libro muy ameno y divertido, que evoca el Siglo de Oro y sus personajes principales.
Un abrazo!
Escribí un comentario pero no salió, bueno, espero que éste llegue a su destino. Como dijo Cristian, de dónde sacas esos libros? de què fuente abrevas? y veo que no libas un líquido común, sino algo sórdido, de atmósferas con aparecidos .
O serán tus magníficas reseñas? como siempre, genial esta entrada. invitaciòn a leer de lujo.
saludos
Mil gracias Mariano, ¡¡me encantó esa imagen!! :)
Abrazos.
¿Sabes si han hecho obra de teatro de esta historia? Anoto el libro para otros momentos.
Me llama la atención, me parece muy interesante. En especial, lo relativo a ciertos comentarios de aquella época. Me ha hecho mucha gracia lo del útero y las explicaciones que se daban al respecto. Saludos!!
No tengo idea pero sería muy interesante llevarla al teatro (con tantos elementos visuales, sería una gozada verla).
Es cierto que tiene partes muy graciosas, al menos cumple plenamente la función de entretener.
Gracias por la visita María, un saludo.
hay que ver... ¿esta segura de lo que dice? zeta de bolsillo me inspira cierta desconfianza, tengo que adverirle...
Así es, Humanoide, por eso mismo sólo he dicho que se trata de un libro entretenido, sin duda, pero que no va más allá...
Saludos.
Pues yo creo que sí es un libro interesante. Obviamente es inferior al precedente Ladrones de tinta, pero es un libro que tiene sus virtudes, sobre todo referentes a la ambientación de la época.
Está claro que se trata de literatura sin pretensiones, pero creo que es formalmente correta, que tiene un lenguaje muy rico y con un trabajo documental sobrio que en ningún momento "se come" a la trama central del libro.
Es cierto que también tiene sus defectos pero, en mi opinión, sus virtudes acaban por imponerse.
Saludos a todos.
Andromeda, enhorabuena por tu blog. Es magnífico ;)
Gabriel
Jamás podría expresarme mejor que tú, Gabriel, coincido completamente con lo que has dicho. :)
Gracias por la enhorabuena. ;)
¡Besos!
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