Escritora mexicana, 1973.
Empecé con ánimo esta historia que hasta cierto punto logra mantener el interés y la tensión narrativa basada en la expectación hacia la figura del doble, parásito o lo que fuese que estuviera dentro de Ana, la protagonista.
Esta Cosa que intenta condenarla a la oscuridad, la va invadiendo en un principio con timidez dejando sentir levemente su presencia y más adelante a través de los sueños que van perdiendo el color.
“El primer territorio invadido fue el de los sueños; poco a poco, entre los diez y los doce años, fueron perdiendo color y consistencia. Comencé a soñar en tonos pastel y después en carboncillo negro, como bosquejos sucios de algún dibujante sin oficio.”
La Cosa, que se había presentado sin estridencias, gradualmente se va adhiriendo a la vida de Ana cobrando voracidad, hasta que la afectada empieza a temer en forma alarmante a este ser que la controla desde dentro.
“A partir de ese año, y creo que con cierta razón, comencé a tener miedo de mí misma. Miedo de La Cosa que sentía crecer en mí como una larva en su crisálida; miedo de los cambios que se producían en mi cuerpo; miedo, sobre todo, de los actos que podía cometer sin darme cuenta.”
Como esta desconcertante entidad la arrastra literalmente a la oscuridad, Ana se ve de pronto inmersa en el mundo de los ciegos de instituto –como lectora- y también en el de otros ciegos, más libres, que mendigan en las vías subterráneas de la Ciudad de México. Ana se dedica con avidez a absorber cada detalle que la vista le proporciona, cada escena, cada paisaje, negándose a resignarse ante la catástrofe que se venía anunciando desde hacía tanto tiempo y que finalmente hace su aparición: la pérdida gradual de la vista y el control cada vez más acentuado de La Cosa.
Conforme avanzaba en la lectura me fui dando cuenta de que en realidad no se profundiza mucho en ningún aspecto, se intenta abordar el sistema político que merece ser castigado en forma tangible (y asquerosa) para aprender alguna extravagante y oscura lección que la escritora no se ocupa en desarrollar. Me imagino que la da por hecho, aunque hay que decir que en una obra literaria las meras pinceladas superficiales no siempre son suficientes para redondear una idea en la mente del lector.
También se compara en forma somera al mundo corrupto de arriba con el de abajo, el de la mendicidad que de acuerdo a este caso en particular otorgaría una –desde mi punto de vista sospechosa- libertad a ciertas personas.
La idea del doble no es mala, pero a Nettel se le complicó mucho desarrollarla e intentar equiparar lo individual con lo colectivo, asimilar la lucha interna de un ser humano con un exterior que depende de otros factores, añadiendo anécdotas y aspectos que se quedan en el tintero sin contribuir a redondear una novela que va de más a menos, que empieza prometiendo y que se pierde en la nada.
Esta obra fue finalista del Premio Herralde en su día, pero a mí ciertamente no me gustó. No me voy a cerrar las puertas con esta autora (aún), a ver si encuentro algún título más recomendable por ahí.
*Gracias a Saki que tuvo a bien sostener amablemente mi libro para la foto.
*Gracias a Saki que tuvo a bien sostener amablemente mi libro para la foto.
4 comments:
Por lo que nos cuentas, una novela no demasiado completa. Es raro, pues Nettel es parte del llamado `resurgir mexicano´ de las letras contemporáneas. Quizás debieras guardarte para `Después del invierno´. No puedo sugerirte, pues nada he leído de ella aún.
Un abrazo.
Me ha entrado la curiosidad, no por leer esta novela precisamente, pero sí por leer alguna otra novela de la escritora. ¡Muchas gracias, Andromeda!
Hola, Marcelo, precisamente por lo que comentas es que decidí leerle algo a esta escritora, además en este caso tanto el título como la portada son muy sugerentes, jeje (en general no tiendo a dejarme llevar por eso porque ya entendí que puede resultar decepcionante). En fin, a ver si llega a mis manos algo mejor. Gracias, con tu permiso te enlazo a mi blog.
Gracias a ti por pasar y comentar, querida Ashling, a ver si la autora va refinando la imaginación, la técnica podría decirse que ya la tiene para escribir. Mientras tanto voy a ir más a lo seguro, jajajj. ¡Un abrazo!
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