El crucero de la chatarra rodante – Francis Scott Fitzgerald

Anagrama, 1990.
Escritor norteamericano (1896-1940).

En 1920, Francis Scott Fitzgerald y su esposa Zelda emprenden un viaje en un maltrecho Marmon al que bautizan como la “Chatarra Rodante” (Rolling Junk).  Salen de Westport, Connecticut, con destino a Montgomery, Alabama -donde viven los padres de Zelda-, con la agradable perspectiva de comer las galletas y los melocotones añorados por ella.

A pesar de la pobre visión que les aporta la Chatarra ante semejante viaje, deciden tomar los riesgos y seguir adelante:
"Pues bien, esta Chatarra en particular dio lo mejor de sí misma antes de llegar a nuestras manos. Más concretamente, una vez que se le rompió el espinazo y la reparación no fue del todo satisfactoria, y los problemas resultantes hacían que cojeara marcadamente hacia un lado; también padece diversas dolencias estomacales de tipo crónico, así como astigmatismo de ambos faros."
 La personificación de la Chatarra e incluso de sus componentes, como los neumáticos a los que van dando nombre, constituyen una de las partes más entretenidas del relato. El humor con que se narran las peripecias del camino hace de esta pequeña novela una verdadera delicia.
Fitzgerald fija la atención en las carreteras incipientes que aún eran poseedoras de tramos anegados o difíciles de atravesar, hoteles mal atendidos y comidas peor servidas más la presencia de diversos personajes característicos: mirones y buenos samaritanos que les ayudan en forma más o menos desinteresada.
Destacan tanto la falta de dinero de la pareja como el apuro porque la Chatarra "enferma" una y otra vez mientras el ánimo se va ensombreciendo de acuerdo a la aventura o desventura en puerta.

Zelda aparece como una mujer ingeniosa que se deja llevar por el entusiasmo del mando haciendo rabietas pero manteniendo el empeño en seguir avanzando.

Aunque se trata de una narración muy sencilla y anecdótica, van surgiendo algunas cuestiones interesantes, si bien expuestas con mucha brevedad, como la escandalosa reacción en los pueblos ante los modernos pantalones de Zelda o el tema de los negros y el racismo mostrado cuando Scott ingresa en una tienda en Niggerfoot y percibe que "la atmósfera física y moral era oprimente y obscena". 
-Qué pena que haya quien permita que una chica tan guapa como usted lleve esa ropa. –Por su boca hablaban cincuenta años de provincianismo; la moral negativa de los pobres.
 Aunque me parece que no se trata de una obra muy conocida, puedo decir que es un ameno y entretenido retrato de la época y de un país en vías de modernizarse. Fitzgerald elabora una trama fluctuante entre la realidad y la ficción de donde pueden inferirse muchas características de esos años, así como de la propia pareja de recién casados: individuos de posición social elevada que no dejan de recordarnos otras novelas del mismo autor que describen la superficial y a menudo anodina vida de los ricos.

Fitzgerald recordará con cariño a la Chatarra en lo sucesivo:
"Mi afecto te acompaña, Chatarra Rodante, te acompaña a ti ya todos los cacharros que iluminaron mi juventud y se deslizaron cargados de promesas o de esperanzas por todas las carreteras que he recorrido, unas carreteras que todavía discurren, menos blancas, menos deslumbrantes, bajo las estrellas y los truenos, y el recurrente e inevitable sol."
 No es la gran obra pero me gustó mucho. 

                                                        *Imagen tomada de Internet. 

5 comments:

María said...

¡¡¡Hola!!! Cuánto tiempo...ya iba a preguntar por ti...
Resulta muy placentero volver por aquí, y con un libro que desconozco totalmente. Por lo que cuentas, suena muy atrayente...
Zelda siempre me ha parecido una mujer interesante. A pesar de que no dudo de que tuviera una personalidad excéntrica y algo extraña en ocasiones. Quizá muy acorde con la vida que llevaba.
A veces ponemos nombre a las cosas...las cosificamos...¿por qué a un coche?

Un beso grande y bienvenida de tu larga ausencia!!

RebecaTz said...

¡Qué alegría leerte, querida María!!
Es un libro cortito y muy entretenido, te aseguro una buena dosis de diversión. Tal vez sea la mejor época de los Fitzgerald, la enfermedad mental de Zelda no los dejó estar bien por mucho tiempo (también me parece que se trata de una mujer interesante). Hace poco leí Suave es la noche, libro en el que la protagonista padece la misma enfermedad de Zelda (aunque no me gustó mucho que digamos).
¡Un abrazo!!

mario skan said...

Hola Andrómeda: interesante libro parece. A mi me gustó mucho París era una fiesta y la película de Allen en la que se recrean los años locos. Un amigo me dijo que Autobiografía Alice B. Toklas está mejor, aunque todas estas novelas pasan en fuera de EU. Anoto y saludos

mario skan said...

También me olvidaba aclarar que París era una fiesta no es de Scott sino de Hemingway. Lo único que leí de Fitzgerald fue El gran Gatsby, novela que es un golazo.

RebecaTz said...

Hola, Mario: leí los que comentas y me encantaron, hace poco conseguí online la autobiografía de Toklas, voy a leerla pronto a ver qué tal.
¡Un saludo!!