Escritor francés, 1968.
En este relato o novela corta, Fermine nos conduce al arte de la poesía -en forma de haiku- que ha subyugado a un joven japonés llamado Yuko Akita.
Corre el año de 1884, el padre de Yuko es un sacerdote sintoísta que lo ha educado en lo esencial para la vida:
“Le enseñó a su hijo la fuerza del cosmos, la importancia de la fe, el amor a la naturaleza. Le enseñó también el arte de componer haikus.”
A los diecisiete años, el muchacho debe elegir oficio entre las dos opciones que su familia ha considerado como válidas por generaciones: la religión y el ejército. Sin embargo, declara que quiere ser poeta, a lo que el padre, contrariado, responde: “La poesía no es un oficio. Es un pasatiempo. Un poema es agua que corre. Como este río.” Para el joven, la poesía lo es todo.
“Una mañana, el ruido de la jarra de agua al estallar hace germinar en la mente una gota de poesía, despierta el alma y transmite su belleza. Es el momento de decir lo indecible. Es el momento de viajar sin moverse. Es el momento de ser poeta.No adornar nada, No hablar. Mirar y escribir. En pocas palabras. Diecisiete sílabas. Un haiku.”
Un día, el sacerdote le señala la ruta de las nevadas montañas, lugar en el que deberá meditar su decisión. Es ahí donde el joven encuentra la inspiración en la nieve. “La nieve es un poema. Un poema de resplandeciente blancura.”
De esta forma, Yuko comienza a adiestrarse en el tema de la nieve, escribiendo en papel de seda y comentando con el padre las características protectoras que el sutil elemento aporta a la naturaleza, su poder de transformación y la blancura que le confiere una “gran pureza”.
Auspiciado por la magia del número siete, Yuko continúa en la búsqueda de la perfección poética, hasta que su arte llega a oídos de la corte, por lo que un emisario acude a constatar la belleza de sus escritos. Tras leer los pergaminos que adornan las paredes de una habitación, el enviado se pronuncia a favor de la excelencia de los poemas, aunque le parecen demasiado blancos, casi invisibles, por lo que decide enviar al muchacho con el poeta y pintor ciego Soseki para que le enseñe a colorearlos. “Si quieres llegar a ser un maestro, tienes que poseer los dones del artista absoluto.”
Yuko se dirige hacia el sur y en el camino encuentra a una hermosa mujer rubia en un ataúd de hielo, de la cual se enamora al instante y cuya historia ligará después a la del viejo Soseki.
Yuko se dirige hacia el sur y en el camino encuentra a una hermosa mujer rubia en un ataúd de hielo, de la cual se enamora al instante y cuya historia ligará después a la del viejo Soseki.
Una vez en los dominios del maestro, el aprendizaje del color se une a la idea del funambulismo como alegoría de la senda perfecta y sin tropiezos que se debe seguir en el arte de la poesía.
“El color no está fuera. Está en tu interior.”“Yuko, no serás un poeta completo hasta que integres en tu escritura las nociones de pintura, de caligrafía, de música y de danza. Y, sobre todo, hasta que domines el arte del funambulismo.”“En realidad, lo más difícil es convertirse en un funámbulo de la palabra.”
Escrita con un profundo lirismo, en esta obra confluyen los ideales más elevados de la poesía, aunados a obsesiones por la belleza, el amor y la limpidez necesaria para alcanzar las fervientes aspiraciones creadoras. El joven poeta se esforzará por dar color a los poemas a la par que a su corazón.
Transcribo algunos de los haikus que se recogen en el libro:
Estalla el jarro de agua
(ha helado esta noche)
me despierta
Bashō
Viento invernal
un sacerdote sinto
vaga por el bosque
Issa
El frío es penetrante
beso una flor de ciruelo
en sueños
Sōseki
En la landa nevada
si muero seré
un buda de nieve
Chosui
12 comments:
Hola, Andromeda, por lo visto cierras el año con blanco y nieve.
Saludos
Precioso!! Muy para esta época. Además, cada vez que leo o veo una película que me transporta a ese mundo, siento que debo corregir postura, sentir más lo que veo y hago,...no se´...es una lectura que desarrolla mis sentidos.
Lo anoto para ver si los Reyes Magos se apiadan de mí, y me lo regalan, jaja.
Celebraís Reyes Magos por allí??
Un abrazo grande!!
Gran libro , lo leí hace un par de años , junto con el apicultor y opio y quede maravillado.
Tienen una atmósfera similar a la de Seda de Barrico
Hermoso comentario, como siempre. Como ya es habitual, no he leído el libro (me temo que nunca coincidiremos), pero igualmente he disfrutado la reseña.
Casualmente acabo de terminar una novela de Sōseki, y decía en mi comentario que me ha sorprendido, ya que ha resultado ser diametralmente opuesta esa sensibilidad oriental como la que tan bien reflejas en tu reseña.
Me alegro de volver a leerte tras estos días de parón navideño. Saludos.
Javier BR
Libro extraño, poético no? Yo apenas puedo con los de Murakami ni con la mujer en la muralla de Laiseca.
Como decíamos otrora acerca de algunos libros, tienen su momento y punto de maduración, en este último caso del lector. Sin embargo está esa otra cosa, el encuentro entre el lector y el texto, quien te dice que no me atrape este libro que tan bien reseñas.
saludos
Precioso libro el que nos comentas, Andrómeda.
Este año leí la poesía completa de José Watanabe (1946 - 2007), un poeta peruano nikkei cuya poesía tuvo una fuerte influencia de los haikus que su padre le leía.
Te invito a leer algunos de sus poemas desde aquí.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
R.
Hola, Carolina, me puse a tono con el clima. :)
¡Saludos!
Sí celebramos el día de Reyes, con rosca y todo, María. Seguramente tendrás mucha suerte con ellos este año, espero lleguen con esos libros que nos transportan, tan llenos de magia.
¡Besos!
Hola, Leox, esta obra también me recordó a la de Baricco, pero me gustó más (creo que tengo que releer Seda porque en su día no me dejó tan buena impresión, pero hace poco vi la película y me encantó).
Tomo nota de las otras obras que mencionas.
¡Un saludo!
Hola, Javier, no he leído a Sōseki pero también me sorprende que alguna de sus novelas no tenga esa sensibilidad (tengo Botchan en casa, no tardaré en leerla), ¡voy a estar pendiente de tu reseña! Yo ya estoy acostumbrándome a coincidir poco en este mar de libros, pero siempre voy por ahí recogiendo títulos estupendos y comprándolos después (ya les llegará el turno).
Gracias, ¡un saludo!
Hola, Mario, pues vaya casualidad pero el venerado Murakami no me gustó con Kafka en la orilla (y hasta ahora no lo he retomado).
Te recomiendo Mil grullas, de Yasunari Kawabata, una joyita.
¡Saludos!!
Hola, R., mil gracias por el enlace, los poemas son preciosos (y me has descubierto al autor).
Creo que el libro de Fermine es más conocido de lo que yo pensaba; sin duda es un autor que tengo que seguir descubriendo.
Un saludo. ¡Felices Fiestas!
Por lo que veo, esta hubiese sido una lectura predilecta de Rubén Darío. Me animas a conseguirlo, sobretodo porque ahora mismo preparo un trabajo sobre Akutagawa; no es de poesía, pero ciertamente hay muchas correlaciones. Saludos desde Colombia.
Pues si tienes Botchan en casa y te interesa saber qué me pareció, te dejo el enlace:
http://www.librosyliteratura.es/botchan.html
Pertenece a un r4egistro de la cultura nipona distinto del que estamos acostumbrados. Si lo lees, ya me contarás.
Saludos,
Javier BR
Hola, Alejandro, sin duda le hubiera encantado a Darío, que gustaba tanto del exotismo traducido en poemas y relatos colmados de japonerías y chinerías, entre otros elementos.
Hace mucho que no leo a los modernistas, pero tengo muy presentes algunas obras.
No conocía a Akutagawa, tomo nota, saludos. :)
Ahora mismo voy al enlace, gracias, Javier.
Andromeda: gracias por tu critica literaria que me permite dar otra mirada a lecturas como Carpentier y descubrir nuevos, para mí, escritos como los de este post. Me agrada, aunque tiemblo a la vez, imaginar que lees Mermelada Loft en http://www.omarluna.com.ar/ y luego saber de tu crítica que, de un modo u otro, acrecentará mi escritura.
Un abrazo
Mil gracias, Omar, ahora mismo voy a visitar tu blog. :)
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