Cannery Row - John Steinbeck

Editorial Navona, 2008.
Escritor norteamericano (1902-1968).

Cannery Row (1945) se traduce como “barrio o arrabal de las conserveras” (de sardina en Monterey, California), lugar en que se ambienta esta magnífica y pintoresca novela, cargada de valores en los diálogos y actitudes de sus entrañables personajes.

La vida en el barrio gira en torno a la tienda de comestibles de Lee Chong, personaje decisivo porque en varias ocasiones actúa como catalizador, demostrando a través de cuidadosas reflexiones que otros personajes, de los cuales Steinbeck dibuja su mejor cara, en realidad podrían llegar a ser peligrosos (contribuyendo así a redondearlos). Él conoce muy bien los riesgos que podría encerrar el trato con ellos y por eso medita cualquier asunto que los involucre, y lo hace con tanta astucia que obtiene más beneficios que pérdidas.

El autor construye diversas anécdotas desde una postura un tanto simbólica, procurando resarcir a los desposeídos de la eterna condena que han padecido, construyéndoles espacios decorosos.

Mack y los muchachos vivieron al aire libre, entre los despojos de las conserveras, hasta que un trato con Lee Chong les dio la oportunidad de mudarse al llamado “Palacio de la Cabaña”, otorgándoles una dignidad inesperada. El apoyo y comprensión con que cada uno se entrega a los demás los aísla y salvaguarda de la marginalidad inherente a su condición. Estos hombres tienen trabajo cuando lo desean, viven para sí mismos conformándose con poco, y esto los hace felices.

Las chicas de la casa de Dora forman parte insustituible de la variopinta comunidad, aunque no se profundiza en individualidades. El prostíbulo se enfrenta a los conflictos propios de este tipo de establecimientos, pero ellas parecen satisfechas y están siempre dispuestas a compartir su ayuda en momentos críticos.

Henry, el pintor, merece incluso un curioso capítulo aparte: su vida se ha centrado en la construcción de un barco, carente de lavabo, en un terreno arrendado. La falta de un lugar de aseo y el espacio tan reducido de la cabina hacen que infinidad de mujeres que pasan por sus brazos lo abandonen tarde o temprano.

Doc, el solitario encargado del Laboratorio de Biología del Oeste, hace las veces de médico, veterinario y consejero. Es uno de los personajes más queridos y respetados del barrio y gran figura central de la obra. Doc es quien ayuda, quien escucha; el hombre que jamás cierra con llave su laboratorio, que confía en la bondad humana. En él convergen las mejores actitudes del resto de los personajes quienes, cargando con la inmanencia de sus defectos, procuran dar lo mejor de sí mismos organizándole una fiesta con gran entusiasmo, cuyos desastrosos resultados no se hacen esperar.
Un segundo intento por obsequiarlo, en el que el propio Doc toma medidas para que se desarrolle de manera más afortunada, nos muestra con profundidad la extraordinaria capacidad moral y de entrega a los demás que un ser humano puede alcanzar. Para él esos hombres son “auténticos filósofos” y su visión sintetiza en buena medida la esencia de la obra:

“Creo que Mack y los muchachos saben todo lo que ha ocurrido en el mundo y posiblemente lo que ocurrirá. Creo que sobreviven en este peculiar mundo mejor que cualquier otra persona. En un tiempo en que las personas se despedazan unas a otras con ambición y crispación y codicia, ellos viven tranquilos.”
“Las cosas que admiramos en los hombres -la amabilidad y la generosidad, la franqueza, la honradez, la comprensión y la sensibilidad- son en nuestro sistema elementos concomitantes con el fracaso. Y los rasgos que detestamos -la aspereza, la avaricia, la codicia, la mezquindad, el egoísmo y el interés- son los rasgos del éxito. Y aunque los hombres admiran las cualidades de lo primero, adoran los frutos de lo segundo.”

La narración se complementa con Darling -la adorada perra de Mack y los muchachos-, con un misterioso chino que deambula en el barrio cada noche, con la pareja que vive en la abandonada e inservible caldera que en 1932 fue reemplazada por otra, y con Frankie, el chico con problemas de aprendizaje y coordinación que no encaja en el sistema (entre otros).

“En 1935 el señor Sam Malloy y su esposa se mudaron a la caldera. Todas las tuberías habían desaparecido ya y se había convertido en un apartamento espacioso, seco y seguro.”

Hay un episodio precioso y muy poético en el que los muchachos capturan una buena cantidad de ranas que más tarde pretenden vender a Doc. Ellos mismos se encargan de reparar la camioneta Ford Modelo T que Lee Chong accede a prestarles para realizar esta labor. Las descripciones de las ranas se funden en fascinantes personificaciones:

“El estanque de las ranas era cuadrado. […] Había ranas a montones, miles de ellas. Sus voces batían la noche, retumbaban y ladraban y croaban y vibraban. Cantaban a las estrellas, a la luna menguante, al ondulante césped. Bramaban desafíos y canciones de amor.”
“Docenas y docenas de ellas fueron arrojadas a los sacos de la arpillera y los sacos se llenaron de ranas cansadas, asustadas y desilusionadas, de ranas empapadas y lloricosas.”

El libro tiene una construcción inusual, ya que alterna capítulos anecdóticos con algunos más descriptivos e incluso alegóricos, además de que se centra principalmente en ir moldeando a los personajes a través de sucesos concretos y no tanto por introspecciones que en este caso son innecesarias, al estar implícitas.

La naturaleza lírica del texto culmina al referirse a Caléndulas negras, poema escrito por Bilhana Kavi en el siglo XI, en el que un anciano evoca a la mujer amada en todo el esplendor de su belleza, plasmando sus sensaciones en forma muy vívida.

Aún hoy,
si mi amada de ojos de loto volviera a mí,
cansada del peso querido de un amor joven,
otra vez la estrecharía entre estos brazos hambrientos
y bebería de su boca el profundo vino
como una abeja en su fácil revuelo
roba la miel del nenúfar.
[…]
Aún hoy,
sé que he probado el sabor caliente de la vida,
alzado en el gran festín copas de verde y oro.
Sólo por un breve tiempo ya olvidado,
tuve los ojos llenos de la imagen de mi amada,
el resplandor más blanco de la luz eterna…

La vida es tan corta que el hombre debe aprovechar las bondades que concede, ya que nada durará para siempre (la obra entera es buena muestra de ello). Indudablemente, John Steinbeck es un agudo observador de la condición humana, esta novela es maravillosa.

13 comments:

Richard said...

¡Hola Andrómeda! En mis días del colegio, éste era uno de mis libritos favoritos. ¡Qué bueno que te gustó! ¿Has visto la peli con Nick Nolte y Debra Winger? No es tan malo como la recuerdo, aunque ha sido muchos años desde que la vi. Porque crecí en California, he visitado a la linda ciudad de Monterey (el antiguo capital del estado bajo los mexicanos y los españoles) muchas veces. Cannery Row todavía existe...como una zona turística, pero tengo muy buenas recolleciones de mis visitas allá bajo la sombra del libro de Steinbeck (el otro lugar de interés hoy en día es el enorme e impresionante acuario que se situa allí). La casa de Steinbeck, ahora un museo chiquito, está cercano en la ciudad de Salinas; también se encuentran el Big Sur de Henry Miller y la costa californiana en su estado más lindo y salvaje. Perdoname la nostalgia, ¡pero me encanta ese rincón del planeta y lo extraña mucho acá en Nueva Inglaterra! Un fuerte abrazo. ¡Saludos!

mario skan said...

De steimback nunca lei nada, me rondan Las uvas de la ira y la fuerza bruta, novelas que, según me contaron son geniales. Habrá que hacerle un lugar es esta también que por lo que leí en tu reseña es muy buena.

saludos Andrómeda

RebecaTz said...

Ohhh, Richard, tu mensaje me ha llenado de entusiasmo, voy a hacer todo lo posible por visitar ese lugar. Este este libro de verdad que me encantó.
También voy a buscar la película y a leer la continuación en Dulce jueves (lo acabo de comprar).
Mil gracias, ¡un abrazo!


Hola, Mario, yo leí Las uvas de la ira, un libro extraordinario, y también vi la película de John Ford (muy buena, aunque el final es diferente al del libro). ¡No te los pierdas!!
¡Un saludo!

e. r. said...

Hola, Andrómeda,
De St. recuerdo con nostalgia la fuerza bruta y la perla!
Seguro que será una buena novela ésta, steinbeck tiene una mano delicada y amable con sus personajes y sabe crearlos entrañables.
saludos!

Aramys said...

Este libro me encanto, y el siguiente, Dulce jueves me gusto aún más. Steinbeck e una pasada. Saludos desde Barcelona.

María said...

He visto este libro por entre las librerías, pero no me tentó...tu relato sí. Así que quizá le de una oportunidad y vuelva ojearlo.
Lo de que la vida es corta y se deben aprovechar las bondades que concede...¡¡qué cierto es!!

Un abrazo muy grande (y casi un mes después...muchas felicidades)
Nos leemos!!

RebecaTz said...

Pues me animas a leer Dulce jueves lo más pronto posible, Aramys. :)

Gracias por la visita, ¡un saludo!


Gracias, María, son tantos los libros y las películas pendientes que a veces resulta desesperante, pero sin duda esa lista que vamos fabricando con frecuencia nos es de gran utilidad. :)

¡Abrazos!!

Leox said...

No se por que extraña razon los libros del asteriode , no se pueden encontrar en las librerias locales.
Siempre veo joyas de reseñas y no puedo comprar los libros

Carolina said...

Hola, Andromeda, me gustan esas historias pots depresión económica. Ahora, no sé si me comí el dato editorial, o no lo pusiste. ¿En qué año se publicó por primera vez este libro?
Saludos

RebecaTz said...

Hola, Carolina, ese dato por lo general no lo pongo (buena idea, acabo de hacerlo), pero se publicó en 1945.
Creo que este libro te podría gustar.

Un saludo.

Carolina said...

Gracias por la información. Sí, la historia me atrae.
Saludos.

Lola said...

Pienso leerme poco a poco todo lo de Steinbeck, "Cannery row" también, porsupuesto, y más después de leer tu reseña que tan bién lo deja. Tenía pensado leer primero "Al este del Edén". Bueno, ya veré qué hago. XD
Abrazos, muchachita.

RebecaTz said...

Yo también quiero leer Al este del Edén y además acabo de comprar La perla.
Es que después de Las uvas de la ira no hay otro remedio que seguir leyendo a este gran escritor. :)
A ver si coincidimos con alguno, ¡besos!!