Ed. Joaquín Mortiz, 1988.
Escritor mexicano (1928-1985).
Se trata de una crónica novelada, de una historia descarnada y recreada a partir de la investigación periodística, inspirada en el caso real de “Las Poquianchis” (las hermanas Baladro, de acuerdo al autor: lenonas que se vieron envueltas en una serie de crímenes y abusos en el bajo mundo de la prostitución). En esta reseña me voy a centrar únicamente en el libro, ya que hay una gran cantidad de información sobre lo acontecido y no pretendo hacer un comparativo.
Escritor mexicano (1928-1985).
Se trata de una crónica novelada, de una historia descarnada y recreada a partir de la investigación periodística, inspirada en el caso real de “Las Poquianchis” (las hermanas Baladro, de acuerdo al autor: lenonas que se vieron envueltas en una serie de crímenes y abusos en el bajo mundo de la prostitución). En esta reseña me voy a centrar únicamente en el libro, ya que hay una gran cantidad de información sobre lo acontecido y no pretendo hacer un comparativo.
El propio Ibargüengoitia inaugura la novela diciendo:
“Algunos de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios.”
Ensamblada de acuerdo a distintas voces que complementan y redondean los sucesos, el escritor nos ubica en una región de la provincia mexicana de los años cincuenta, reproducida de acuerdo a su imaginario Estado del Plan de Abajo.
Inicia con la venganza que Serafina, una de las madrotas o Lenonas, pretende realizar en contra del panadero Simón Corona, quien había sido su amante. El tiroteo ocurrido en la panadería da lugar a que la policía centre su atención en este hombre y a que le cuestione su probable participación en una inhumación clandestina, supuestamente propiciada por Serafina Baladro. Pensando en que afectaría únicamente a la mujer, consiguió seis años de cárcel para sí mismo con su declaración. Más adelante se retoma este episodio para redondear la información.
Pronto se evidencia el hecho de que el negocio fue iniciado por Arcángela Baladro, quien era prestamista, situación que la llevó a quedarse con una cantina que comenzó a regentear exitosamente. Más tarde, gracias a su amistad con un político, pudo abrir un segundo negocio, en San Pedro de las Corrientes: el famoso México Lindo.
Por razones éticas, su hermana Eulalia se negó a administrar el primer establecimiento, por lo que Arcángela se lo ofreció a Serafina, quien aceptó de buen grado
Los testimonios de las empleadas se intercalan con los de las madrotas, por lo que el relato se enriquece y va tomando forma a través de distintos puntos de vista, sin que se pierda la objetividad narrativa en ningún momento.
Las hermanas Baladro compraban a muchas de las jóvenes con engaños, haciéndoles creer -a ellas o a sus familiares- que trabajarían como empleadas domésticas.
Tiempo después abren un tercer negocio, el Casino del Danzón, en Concepción de Ruiz, un pueblo “pequeño y olvidado, casi secreto”.
El capitán Bedoya, amante de Serafina, se convierte en pieza angular en el desarrollo de los acontecimientos. Por otra parte, a la inauguración del Casino asisten figuras más o menos importantes, influyentes y relacionadas con la política, que por mucho tiempo y mediante la gratificación correspondiente favorecieron a las Baladro.
Los acontecimientos se precipitan cuando al gobernador Cabañas se le ocurre prohibir la prostitución en el Plan de Abajo, ya que así convenía a sus intereses políticos. Se clausuran dos de los establecimientos de las hermanas, por lo que se dedican a trabajar únicamente en el México Lindo, apoyadas por Bedoya. Sin embargo, la muerte del hijo de Arcángela propicia la orden de cerrar también este negocio, lo cual se lleva a cabo bajo un pretexto cualquiera.
Tras estos sucesos, las hermanas deciden esperar a que el problema se resuelva, conservando a las muchachas y ocultándose en el Casino del Danzón, accediendo a él a través de una casa vecina.
La vida secreta que se llevó en ese lugar propició que las cosas salieran de su cauce, que algunas de las mujeres murieran por diversas circunstancias, y que fueran enterradas en el corral para evitar a la justicia. Otras de las prostitutas fueron encerradas, mal alimentadas y vejadas. El abuso del poder, el maltrato y el considerarlas como simple mercancía de la que podían disponer a su antojo, fue determinante para que muchas de ellas se unieran en causa común.
Por otra parte, la adquisición de un rancho hace que Eulalia Baladro y su marido, Teófilo Pinto, se involucren y se comporten de manera criminal (cosa que habían rechazado en un principio): dos de las muchachas que habían sido encerradas en la troje del rancho como castigo a ciertas acciones, fueron baleadas por Teófilo mientras intentaban escapar, por lo que se las sepulta en pleno campo.
Por si fuera poco, Arcángela inicia una etapa de economías y las empleadas se ven obligadas a llevar una dieta extremadamente modesta y a continuar confinadas y acechadas. El ambiente caldeado se vuelve cada vez más asfixiante e insoportable a lo largo de los dos años que permanecieron en ese lugar.
En este punto se enlaza el suceso inicial entre Serafina y Simón Corona, el panadero, quien había declarado en su contra. Se da la orden de aprehenderla, y es el inspector Cueto (que aparentemente había sido sobornado por las hermanas en algún momento), quien finalmente descubre los cuerpos enterrados en el corral, libera a las mujeres que habían sido encerradas en el rancho y arresta a las Baladro, mientras se disponían a escapar.
Una vez capturadas junto con otros participantes de estos eventos, el juez divide a los detenidos en víctimas y culpables. Día tras día, las prostitutas modifican sus declaraciones en contra de las Baladro, por lo que la lista de víctimas se incrementa.
Dos de los testimonios:
"... que la misma señora Arcángela Baladro le dijo en otra ocasión: 'aquí te dejo estas cuatro mujeres, cuídalas bien. Si ves que alguna se quiere ir, le suenas con la carabina que te di para que cuidaras las vacas'. Por eso dice el declarante que al disparar no hizo más que obedecer órdenes."
"... que cuando llegaron al rancho Los Ángeles una mujer llamada Rosa N se puso muy enferma y que la declarante vio que la mujer que tiene por mal nombre Calavera, se acercaba a la enferma y le decía, 'voy a hacerte un té de orégano', que después fue al brasero y puso agua a hervir, a la que echó varios ingredientes que la declarante ignora qué fueron, que vio como la susodicha Calavera ponía el té en un jarro y se lo daba a beber a la enferma, la cual murió pocas hora después y fue enterrada en un agujero que hizo en el suelo el individuo apodado Ticho."
Los ocurrido pronto llega al terreno de la opinión pública, magnificándose a través de la nota roja. “…, dio origen a la idea de que durante muchos años las hermanas Baladro habían tenido por ocupación la de asesinar mujeres y arrojarlas a los lados de la carretera o enterrarlas en un rincón del corral.”
A partir de acontecimientos reales, Jorge Ibargüengoitia hace una estupenda e imparcial recreación en la que expone una situación espantosa, ocurrida en poblaciones aparentemente tranquilas, pero que encerraban, en este sentido, una sordidez impresionante. La ignorancia, la miseria que propicia la compra-venta de mujeres, la inmoralidad y la corrupción política -donde casi todos se confabulan para proteger sus propios intereses-, entre otros aspectos, quedan expuestos en una historia que despertó el interés nacional principalmente a través de la prensa amarillista, y que llegó a cobrar tintes legendarios.
Sin dejar a un lado la parodia y el humor que lo caracterizan (aunque no se acentúan tanto como en otras obras), el autor nos presenta una historia tan cruda y descarnada como sórdida e inhumana, apartándose de excesos sensacionalistas.
10 comments:
¡¡Qué interesante!! La verdad, es que no conocía nada de estas mujeres y de este libro. Las hemanas Balardo...ahora mismo las anoto en mi cuaderno.
Gracias por esta recomendación!! Perdona, de qué año es?? Y...estos hechos cuándo ocurrieron??
Un abrazo
Esa cosa trágica-cómica me hizo recordar "La ley de Herodes" y el 5% de ganancias ofrecido por el Presidente Municipal del pueblo a las prostitutas.
Hola Andrómeda: este autor no escribió una novela sobre la revolución mexicana?, no recuerdo el título pero sé que fue publicada por periolibros, una iniciativa entre diarios e editoriales.
Esta historia de recreación de hechos reales a lo Walsh o Capote debe estar muy buena.
gracias por el dato, saludos
Hola Andrómeda, otra vez me pasó, te hice un comentario y no salió, tal vez me equivoqué de botón en la caja de diálogo. Te contaba en el comentario anterior que, según lo que reseñás, ese libro estaría junto a la non fiction de Capote o para ser local, acá en argentina, Rodolfo Walsh, que toman casos reales para ficcionar. Según Ton Wolfe ese es el destino inexorable de la novela.
saludos
María, estos hechos ocurrieron a finales de los 50's; se dice que las hermanas Delfina y María de Jesús González (sus nombres verdaderos) obligaban a chicas menores de edad a prostituirse. Es una historia terrible...
Carolina, curiosamente este autor tiene un libro que se llama La ley de Herodes y otros cuentos. :)
Mariano, voy a tomar en cuenta a Rodolfo Walsh. El libro que mencionas se llama Los relámpagos de agosto, y es una parodia divertidísima de la Revolución Mexicana.
¡Abrazos!
Pues sí que es una história terrible. O_O
Voy a anotar a este autor al que no conocía de nada. Las dos reseñas que has puesto me han gustado. No quiero perdérmelo. Un abrazo.
Gracias, Babel, tal vez después podamos leerlos juntas. :)
¡Besos!
Gracias por la información Andromeda, me encanto tu Blog, esas obras pictóricas que pones además del fondo hace que se vea muy interesante,complementa muy bien el contenido.
Saludos
Me encanto su reseña sobre la novela las muertas de Jorge Ibargüengoitia, ya leí el libro y también me encanto... Fue muy trágico lo que sucedió ( diré aun así le voy mucho a las hermanas baladro que eran de la vida fácil) Gracias me encantó.
Muchas gracias por pasar y comentar, Jessica. No te pierdas otros libros de este autor, como Dos crímenes o Estas ruinas que ves. Son fabulosos.:)
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