Moby Dick - Herman Melville

 Escritor estadounidense (1819-1891).

Esta obra inicia con la mágica confluencia hacia la urgencia acuática; con la idea del agua y su poder "místico y sagrado", retomando la idea del "gran cetáceo" como un monstruo colmado de misterio y majestuosidad. En sus primeras páginas el libro es muy divertido, gracias -sobre todo- a la figura de de Ismael, y desde entonces se maneja una fuerte carga simbólica, reflexiva y moral. Algunos capítulos son preciosos, como es el caso de El sermón. La historia de Jonás nos habla de la clemencia y misericordia de Dios, y esta idea se encuentra completamente recreada en las páginas del libro.

La figura del capitán Ahab es realmente excepcional, y parte de su perfil psicológico se adelanta desde estas líneas: "Yo sé también que desde que perdió la pierna en el último viaje, por esa maldita ballena, está un poco raro, con el humor desesperado, y a veces como loco..."

Más adelante, este personaje se ve envuelto en un aire de misterio que el autor sostiene todo lo posible, incluso cuando al fin se nos hace presente. El interior de Ahab va entonces mostrándose poco a poco, pero de manera frecuente: un ser poco sereno y obsesivamente dedicado a la búsqueda de la ballena blanca.

Hay capítulos enteros dedicados a la descripción de los cetáceos que interrumpen la secuencia del relato; a veces me daba la impresión de que el autor ya se había olvidado del hilo de la narración. Sin embargo, supo intercalar ambas cosas, porque cuando se llega al punto en que las infinitas exposiciones sobre las ballenas llegan a ser abrumadoras, nos sorprende con un nuevo capítulo lleno de colorido. Entre estos, me gustó especialmente uno en que se hace toda una defensa de las ballenas y del oficio de ballenero, y otro sobre los críos: Escuelas y maestros, donde se habla en forma muy amena del comportamiento de estos mamíferos.

La diversidad de personajes y caracteres hace de la embarcación, el Pequod, un pequeño mundo, y Ahab se revela como un ente del demonio que sólo busca venganza e incluso, en algún momento, el propio Ismael se siente identificado con sus motivos. Más adelante todos los tripulantes "responden a la ira del viejo", y de alguna manera se funden en uno solo: en un sólo espíritu feroz a la caza, mientras que Ismael se deslinda ya que: -"No podía ver en aquel bruto nada que no fuera el más mortal de los males."

Esta idea de unirse como un inmenso ser que navega en pos del mismo objetivo, se encuentra presente también en el capítulo dedicado a Moby Dick, en el cual todo cachalote representa una parte del temor que, de manera global, genera el concepto de esta ballena. La leyenda va creciendo a través de las aventuras aisladas de cada barco, que confluyen de manera intermitente hasta engrandecer a un cetáceo descomunal, que incluso llega a poseer –en esta desbordante imaginación común- el don de la ubicuidad y de la inmortalidad.

El alucinante mundo sobrenatural del "Chorro fantasma", en que una ballena atrae mágicamente a sus seguidores por los confines luminosos de los mares, se describe magistralmente.

"Al deslizarse por estas últimas aguas, una noche serena y con mucha luna, en que todas las olas pasaban como rodillos de plata, y con sus suaves hervores difundidos formaban algo que parecía un silencio plateado, y no una soledad; en tal noche callada se vio un chorro plateado muy por delante de las burbujas blancas de la proa."

En cierta parte que habla de la caza de una ballena, me encontré con un capítulo bastante intenso y admirablemente descrito, que no dejó de infundirme una sensación extraña ante la muerte del animal:  "La inundación roja brotaba de todos los costados del monstruo como los arroyuelos por una montaña. Su cuerpo atormentado no flotaba en agua, sino en sangre, que burbujeaba y hervía a estadios enteros por detrás de su estela."

Creo que aunque los balleneros repitiesen una y mil veces semejante hazaña, el final debía ser siempre el mismo: tan impactante como sombrío. "Y, por un momento, se quedó contemplando pensativo el enorme cadáver que había hecho."

Se logra transmitir el mensaje de una manera muy vívida y elocuente. Hay que ver las ideas de Melville sobre el "bien morir", cosa que ocurriría en el caso de que se presentara accidentalmente, durante la terrible faena que significaba capturar, matar y extraer el aceite de un cetáceo.

"Ahora, si Tashego hubiera perecido en esa cabeza, habría sido un modo precioso de perecer: ahogado en el más blanco y refinado de los fragantes aceites de esperma, y teniendo por ataúd, carroza y tumba, la secreta cámara interior, el sanctsactórum del cetáceo. Sólo se puede recordar más facilmente un fin más dulce: la deliciosa muerte de un buscador de colmenas de Ohio..."

Infinidad de capítulos de la segunda parte son también extremadamente descriptivos, aunque no por eso dejan de ser interesantes -varios-, como es el caso del que habla de los placeres de "apretar el aceite de esperma".

Dentro de lo descarnado de la caza de ballenas, Melville se esfuerza en sublimar el asunto, hablando también de las infinitas bondades de dicha sustancia.

En conjunto me parece que es un gran libro y, además, distinto: colmado de intentos de modernidad al mezclar, reinventar y probar con diversos recursos narrativos.

Tal vez el autor tuvo toda la intención de escribir una novela de aventuras, pero su absoluta pasión por el tema le llevó a explicar detenidamente los diversos aspectos que caracterizan a las ballenas y su caza, lo cual le confirió a la obra un carácter un tanto enciclopédico.

Finalmente, después de muchos años en que el capitán Ahab sacrificó vida y familia en aras de cazar a la ballena blanca, la novela cierra de manera realmente espectacular; tal parece que cazador y cazado se unen en un mismo destino, aunque debo reconocer que esta es sólo mi impresión, ya que el desenlace se abre ante la suerte del cetáceo, dejándolo a la imaginación del lector.

En esta obra se unen mitos y realidades de las ballenas: la ferocidad, la fuerza, la magia, la magnificencia... Moby Dick es incluso sobrenatural e intangible, pero jamás diabólico. En cambio, Ahab y su tripulación ciertamente llegan a serlo. En su aventura se revelan esas características humanas que se dan desde una posición de inferioridad –o fragilidad- ante los implacables fenómenos y seres de la naturaleza. La lucha de Ahab es tan importante para sí mismo, que el hecho de que le vaya la vida en ello es lo de menos. Incluso llegué a pensar que tal obstinación y empeño por encontrar a la ballena podría significar, más que odio, una amor y admiración absolutos. Sólo Ismael, quien sobrevive, logra evadirse de esta extraña dimensión. Me hubiera gustado que se profundizara más en este personaje y en su punto de vista.
Gracias a quien me propuso, animó y acompañó en esta aventura marinera. :)

10 comments:

mario skan said...

Pasó mucho tiempo y yo esquivándole a la novela de la ballena y fue con unas lecturas de Auster que me animaron a encararla de frente. Compré un ejemplar de bolsillo traducido por Pezoni y por momentos intercalaba la lectura con un ejemplar que tenía en la biblioteca donde trabajo ( traducción de Valverde). Por todo lo que escribís en la reseña me maravilló esa novela, hasta le dediqué dos post.
Excelente reseña, como nos tenés acostumbrado. Muy bueno tu regreso.
Te sigo leyendo.
saludos

Bárbara said...

Hola Andrómeda, este libro se me escapó pero siempre tuve ganas de leerlo. De Melville leí Batlerby, el escribiente; una pequeña gran obra.

Estuve últimamente pensando en escribir sobre El viejo y el mar, quizás porque vi una película (que si te gusta el cine, te la recomiendo) Conversaciones con mi jardinero, la ví porque trabaja Auteuil y tiene una escena que me recordó ese libro. En fin, me voy por las ramas. Gracias por dejar tu comentario en mis dibujos, creo que el otro blog lo voy a dejar por el momento.
Saludos!

Anonymous said...

Dices en tu comentario que crees que es un buen libro. A medida que pasa el tiempo cada vez pienso más que es un gran libro. Su lectura fue ardua, compleja, dilatada... Pero me ha dejado un poso que, casi un año después de su lectura, aún perdura.
Es un libro a veces demasiado descriptivo, casi científico, pero al mismo tiempo capaz de trasmitir una enorme cantidad de emociones, algunas de gran intensidad: el fuego de San Telmo, la "guardería de ballenas" y la mezcla entre su sangre y su leche materna, el sermón inicial, las escenas de caza...
Una novela dura y fascinante como pocas.
Gracias por recordármela, Andromeda :)
Besos,

Gabriel

RebecaTz said...

Mil gracias Mariano. Al igual que tú, leí la traducción de Valverde, aunque no he podido encontrar la imagen de editorial Planeta para cambiarla. Por cierto que también intercalé esta lectura con otra (tardé mucho en terminarla...)

Me apunto tu recomendación de la pelicula, Bárbara, (palabra que soy seguidora de D. Auteuil).
El viejo y el mar es uno de mis libros favoritos (lo he leído más de una vez), anímate a escribir sobre él.
Te sigo en el otro blog, aunque espero que no tardes mucho en volver a tus reseñas. :)

Gabooooooo, leíste mal (cof..) ;) Yo dije que es un GRAN libro (o al menos eso tenía en mente). Como me dejó una profunda huella, decidí escribir algo sobre él precisamente para poder recordar algunos aspectos después (no puedo negar que uno de los fines principales de este blog es el de conservar más tiempo en mi memoria lo que leo). :)

¡Besos!

Cristian M. Piazza said...

Vamos fuerte con los clásicos. Se te extrañaba.

Sobre Melville se escribe mucho y hay novelas que lo utilizan como argumento. The secret of lost things de Sheridan Hay es uno de ellos.

Creo que Melville nunca se consideró un gran escritor y Moby Dick, paradójicamente, fue un fracaso editorial en su época. Ironías.

Beso

Anonymous said...

Ups!! Mis disculpas, Andromeda. La verdad es que debí de leer mal. De hecho me pareció que hablabas con cierta tibieza del libro y eso me sorprendió porque hemos intercambiado más de un comentario sobre lo mucho que nos había calado su lectura.

Tengo que hacer lecturas más reposadas de lo que escribes :)

Besos,

Gabriel

María said...

Andromeda, estoy deseando deslizarme por la lectura de estas páginas...se me escapo cuando tuve ganas y oportunidad. Espero que me llegue de nuevo ese momento. Me encanta lo que escribes de él y te ha suscitado, así que creo que ese momento no tardara mucho. Besines!!

Lluís Salvador said...

Hola:
Casualidades o no, acababa de escribir una reseña sobre Moby Dick, cuando a los pocos días vi la tuya aquí.
Como siempre, magnífica.
Sólo en un punto discrepo: en el que la tripulación del Pequod sea tan maléfica como el propio Ahab.
Para mí es más como un corifeo (Moby Dick tiene mucho de estructuras e influencias clásicas) que se ve forzado a acompañar y presenciar la locura de su capitán. Es Ahab quien les ha impuesto ese deber, mediante la malicia y la dominación. Llegado al final del libro, uno se pregunta por qué tuvieron que morir tantos inocentes en esa locura entre dos seres míticos.
Pero, así sucedía con los inocentes de la Ilíada y la Odisea ¿no?
:)
Un saludo!

Anonymous said...

Interesantísimo apunte, Lluis, sobre todo lo de las resonancias clásicas de la obra. Estoy totalmente de acuerdo :)

Saludos,

Gabriel

RebecaTz said...

Es cierto, Cristian, es notable la cantidad de veces en las que se ha necesitado el paso del tiempo para valorar ciertas obras. Gracias, me apunto la referencia.

Era broma, Gabo, sí había escrito "buen libro", aunque no se puede negar su grandiosidad, cosa que intenté reflejar al margen del calificativo. :)

Gracias María, tendrás que armarte de paciencia, eso no puedo negarlo, pero cuando llegues al final la satisfacción de haberlo leído será notable.

Me hiciste ir a buscar tu reseña, Lluís (pensé que me la había perdido, pero veo que no la has publicado). Yo leí este libro hace varios meses pero tenía en mente escribir un comentario.
Ese corifeo del que hablas se distingue del clásico en la poca objetividad; hay un momento en que los tripulantes se identifican completamente con las intenciones de Ahab. Claro que también coincido con lo que dices: la influencia del capitán es definitiva. :) Mira que con esto incluso me acaba de venir a la mente El negro del Narcissus. Definitivamente hay mentes poderosas...

¡Abrazos a todos!!