Los inquilinos de Moonbloom – Edward Lewis Wallant

Libros del Asteroide, 2005.
Escritor judeoamericano (1926-1962).

Se trata de todo un fresco que representa una sociedad y época determinadas (los años cincuenta en Nueva York).

Norman Moonbloom, el protagonista, es un personaje inadaptado que se encuentra dominado por una apatía y cansancio crónicos, además de sufrir una intensa sensación de soledad.
Al administrar algunos edificios de diversas calles neoyorquinas, entra en contacto con unos inquilinos quejumbrosos que en todo momento tienen alguna exigencia: la de arreglar un grifo que gotea, una pared mohosa, un retrete inservible.... La presencia del electricista, el fontanero o el exterminador se vuelve apremiante.

Lo más interesante de sus visitas semanales -para cobrar el alquiler-, es la tan lograda caracterización de unos personajes que van mostrando, a retazos, sus vidas complejas, solitarias, conflictivas u obsesivas. Esta situación llega a reflejarse incluso en los sueños de Norman, quien, de repente, empieza a notar cómo se van poblando, sin misericordia, con la presencia de los vecinos.

A pesar de que -desde un principio- Moonbloom evita comprometerse demasiado con estos escenarios tan diversos y espinosos, paulatinamente va involucrándose con ellos, al no poder evadir pequeñas conversaciones (con frecuencia la urgencia de ser escuchados prevalece sobre cualquier otro asunto), y al contemplar situaciones privadas que quizá lo llevan a darse cuenta de que esas vidas "insípidas y solitarias" no difieren mucho de la propia.
Más adelante, una visita a su ciudad natal lo ayuda a tomar la distancia necesaria para contemplar las cosas en toda su objetividad:
"Cómo los odiaba a todos y a cada uno, a los inoportunos, quejicosos inquilinos, con sus repugnantes ilusiones, sus disfraces enfermizos."

Sin embargo, el lazo que -a estas alturas- lo vincula con las necesidades materiales y afectivas de sus inquilinos, alcanza la solidez necesaria como para favorecer un cambio notable en sí mismo. Norman comienza a salir de su indiferencia, y la ayuda que está dispuesto a prestar –que más allá de composturas conlleva una notable significación implícita-, encamina su existencia hacia un nuevo sentido: el impulso de darse a los demás, pese al agotamiento que supone, le otorga una vivificante y nueva relación con el mundo que le rodea, por lo que el objetivo perseguido cobra una dimensión completamente personal.

12 comments:

Anonymous said...

Excelente reseña, gracias a ella consideraré seriamente adquirir el libro a la brevedad.

Saludos,

Koldo.

Carolina said...

Andrómeda, como ya te he dicho en otras oportunidades me gusta esa narrativa que expone el desgaste. Es como si los objetos adquirieran miseria humana, soledad, ausencia. Dime de qué año es este libro y qué editorial lo tradujo al español, por favor.

RebecaTz said...

Gracias por tu comentario, Koldo. :)

Me encanta eso que dices, Carolina, de que "Es como si los objetos adquirieran miseria humana, soledad, ausencia." Así es, todo lo que nos atañe termina por reflejarse en lo que nos rodea
(Ya vislumbro este tema en un relato tuyo...) :)
Esta editorial lleva poco tiempo en el mercado: Libros del Asteroide, 2005 (todos libros que le he leído me han gustado mucho).
www.librosdelasteroide.com

¡Abrazos!

Carolina said...

Vi la página de la editorial que reseñas, además de ofrecer atractivos títulos, los libros tienen buen diseño.
Ah, otra cosa, de abusadora me llevé unas flores de tu blog para mis tejados. :)

Bárbara said...

Hola Andrómeda, no conocía el libro pero al leer tu reseña me he puesto a pensar en las historias que conozco que retratan la soledad y que tienen como escenario un edificio con personajes donde ver o no al exterminador hace la diferencia entre ver o no a alguien ese día. Me puse a buscar un corto de animación francés que vi hace mucho y me recordaste, se llama "Mi vecina", quería enviártelo pero no lo encontré y no querría desmerecerlo contándolo así que dejo el título por si tenés más suerte.

Seguro que disfrutaría de este libro.
Un abrazo!

RebecaTz said...

Cierto, Carolina, he descubierto a escritores extraordinarios a través de esta editorial. A tu servicio mi florería y demás ornamentos. ;)

Gracias Bárbara, lo voy a buscar, pero igual me gustaría que lo contaras. Creo que este tema es tan interesante como inagotable, sobre todo por la diversidad de personajes que pueden llegar a matizar cada historia (la soledad que mencionas, individual o en compañía, es devastadora).
Curiosamente también me has hecho pensar en una película muy buena que trata de esto mismo. La vi hace años, tengo que recordar el título... :)

¡Abrazos, chicas!

María said...

Lo apunto...me gusta lo último que dices acerca de darse a los demás...incluso en el cansancio. Además...ahora vivo como inquilina en una especia de "barrio" donde todos somo inquilinos. Un abrazo.

mario skan said...

De los escritores judeoamericanos que conozco y leí están Roth y Bellow, al que nombras y reseñas me entero hoy. Por el comentario parece un libro interesante, buscaré algo de él por estos lares.
Por momentos y sé que estoy alejado, me recordó a la vecindad del Chavo, o los conventillos de aca, en argentina
sigo leyéndote, saludos

RebecaTz said...

Tal parece que cuando uno se involucra tanto con ciertas circunstancias, no puede evitar corresponder con parte de sí mismo. Gracias, María. :)

Ay Mariano, tengo varios "Roth" en en la estantería, pero sólo he leído uno. A Bellow lo tengo pendiente...
¡Me tengo que aplicar!

Abrazos.

Bárbara said...

Hola Andrómeda, te paso el link con Aballay, ojalá puedas leerlo. Saludos!


http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/288/28831/

RebecaTz said...

Mil gracias, Bárbara. :)

¡Abrazos!

Lola said...

Otro para la lista de pendientes. Me gusta mucho la reseña Andrómeda, de verdad que dan ganas de leer el libro. :)