En estas fechas siempre viene bien una obra tan reflexiva, que nos cuestione acerca de lo que realmente es importante en la vida.
Cuando tenía cinco años, Lionel Wallace tuvo su primer encuentro con un muro blanco en el que destacaba una puerta verde. Al atravesarlo, se encontró con un mundo mágico, hermoso y cálido que lo envolvió en la más completa e insospechada felicidad.
Cuando tenía cinco años, Lionel Wallace tuvo su primer encuentro con un muro blanco en el que destacaba una puerta verde. Al atravesarlo, se encontró con un mundo mágico, hermoso y cálido que lo envolvió en la más completa e insospechada felicidad.
El narrador, amigo de Lionel, nos habla de su deducción acerca de realidad con que esta experiencia fue interiorizada por el protagonista: “Para él la puerta en el muro era una puerta real que conducía a una realidad inmortal a través de un muro también real.”
Wallace destacó desde pequeño en el colegio, de mayor se convirtió en un hombre con una carrera brillante (y muy comprometido con ella). La posibilidad de encontrar la verdadera felicidad a través de la puerta se le presentó en varias ocasiones -para él inoportunas-, aunque el recuerdo de ese inconmensurable bienestar lo acompañó siempre.
En la misma narración se explica el sentido de la puerta (aclaración innecesaria, desde mi punto de vista): "con la forma de un muro y una puerta, le ofrecía una salida, una vía de escape secreta y peculiar a un mundo mucho más hermoso".
Buen relato en el que la puerta es un pretexto para reflexionar sobre la vida. A veces no hacemos una pausa para obtener cierto grado de alegría o tranquilidad; el trabajo y las responsabilidades nos absorben de tal modo que no nos permitimos ninguna satisfacción personal.
Buen relato en el que la puerta es un pretexto para reflexionar sobre la vida. A veces no hacemos una pausa para obtener cierto grado de alegría o tranquilidad; el trabajo y las responsabilidades nos absorben de tal modo que no nos permitimos ninguna satisfacción personal.
El suceso final, en el que aparece una confusión entre la puerta verde y otra engañosa (no quiero dar más detalles), me hace pensar que la idea de volver a entrar a ese lugar de ensueño, tan aplazada, nunca dejó de ser una mera fantasía a través de la cual Lionel Wallace le dio sentido a su existencia (sostenido siempre por la esperanza de un futuro distinto, cuando al fin se decidiera a cruzar la puerta en el muro).
“Si la puerta se me vuelve a aparecer, lo juro, la cruzaré para huir de este desengaño, de este falso oropel de vanidad, de esta penosa futilidad. Entraré y jamás regresaré.”
“Si la puerta se me vuelve a aparecer, lo juro, la cruzaré para huir de este desengaño, de este falso oropel de vanidad, de esta penosa futilidad. Entraré y jamás regresaré.”
10 comments:
NO sabía que Wells escribió este tipo de novelas, pensé que había dedicado su vida a la ciencia ficción , aunque bien se la podría considerar con cierta tendencia al escape exterior. Hombre dado a la metáfora este Wells no? Es que situados a finales del siglo pasado quien no se iría al centro de la tierra, a una isla, a la luna, al fondo del mar, a dar una vuelta en globo alrededor del world, en una máquina del tiempo o desaparecer de lo que vendría en el siglo XX.
saludos
No sabes cuantas ganas tengo de releer esos libros que en su momento me apasionaron; creo que H.G. Wells es una caja de sorpresas. Este libro no deja de tener su parte fantástica, pero yo leí hace mucho otro, Ann Veronica (1909), donde habla de las mujeres y sus derechos. :0
Feliz Navidad, Mariano, abrazos.
Editorial Acantilado. Otra que tengo que leer por la via devolución y préstamo , por de comprarlo ni hablar.
acantilado... estigma de bolsillos dolidos... furia de asaliariados heridos... literatura sublime.
Andrómeda, me dan ganas de salir ahora mismo y adquirir un ejemplar del libro y reservar el de Ann Veronica (1909) -me lo anoto...
Me encanta la analogía que se hace con la puerta..totalmente de acuerdo, en que a veces no nos tomamos esas pausas...Un abrazo enorme, y Feliz Navidad...Buenísima entrada
uy, Andrómeda! Has dado con una pequeña joyita. Leí este librillo hace años, y lo recuerdo con placer. Es un libro que puede tomarse como poético,onírico, inquietante, mágico...y desde luego no es lo que imaginas de Wells. Claro que Wells tiene "Historias del crepúsculo y lo desconocido",creo recordar, que también incluye relatos en esa línea.
Juraría que hice un comentario aqui...¿es posible que aparezca varios dias después? Bueno, todo puede ser que aparezca doblemente, pero me arriesgaré: Este es un bello librito de Wells que leí hace mucho tiempo, y que me causó una sensación de misterio, inquietud, y a la vez una idea muy positiva, de apertura a otros mundos, mundos fantásicos e imaginarios, pero a la vez enraizados en el mundo real. Como entrar, con Alicia, al otro lado del espejo...
Wells tiene, además, una colección de relatos de este estilo en "Historias del crepúsculo y de la medianoche", creo que se llama. Y son bastante inquietantes, rozan lo transcendente y sobrenatural.
Ariodante: estoy de vacaciones y apenas ahora puedo entrar a leer y a responder los comentarios; suena muy interesante "Historias del crepusculo y de la medianoche" (perdon que no tengo acentos), voy a buscarlo. :)
Gracias Maria, yo lei "Ann Veronica" hace mucho, y no he podido volverla a encontrar, estoy en eso...
Acantilado es una editorial que me encanta, gracias chicos, abrazos y feliz Navidad a todos.
Qué atractiva la idea de esa puerta, Andrómeda. Me apunto este relato, además de Ann Verónica, que también tengo pendiente de leer.
Besos.
Seguro que te va a gustar este relato, Babel, además se lee en un suspiro. Sigo buscando Ann Verónica, pero no he tenido suerte.
Abrazos.
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