La historia del buen viejo y la bella muchacha - Italo Svevo

Italo Svevo (Italia, 1861-1928).
Me pareció fascinante y al mismo tiempo angustiante, ya que se trata del proceso obsesivo de un "anciano" de 60 años que -tras una breve relación amorosa con una bella joven de 20- se desata en su interior con una furia tempestuosa.

La relación en sí no es lo importante -yo diría que funge más bien como detonante- ya que él ni siquiera se siente a tono con la muchacha, quien es incapaz de mantener una conversación interesante.
En sus encuentros (a los que ella accede claramente movida por dinero) hacen el amor y el anciano se esmera siempre en preparar una deliciosa y condimentada cena en base a productos enlatados que terminan -junto con las emociones- por minar su salud, acarreándole una angina de pecho.

Decidido a abandonar a la joven causante de su desequilibrio y desgracia, a continuación se encuentra envuelto en una avasalladora búsqueda de la moral, primero preocupándose por la muchacha; después por la relación vejez-juventud y, finalmente, hundiéndose en un vertiginoso hervidero de ideas -por el estilo- que afloran incontrolables en su mente y que decide plasmar en un libro escrito "para la gran mayoría" titulado De las relaciones entre la vejez y la juventud.
El prefacio se enfocaría a justificar la necesidad que la humanidad tendría de su obra:
"El propósito del libro era, pues, demostrar hasta qué punto era necesaria la salud de los viejos para el bien de la humanidad".

Lo leí de un tirón y vaya que experimenté esa tensión junto con el hombre. Muy buena manera de incursionar brevemente en los procesos más recónditos de la mente humana, en este caso a esa edad, seguramente muy avanzada para la concepción en que fue creado este relato.
Pese a todo, creo que no se profundiza demasiado en la idea planteada.

17 comments:

mario skan said...

De Svevo lo único que sé es que fue secretario de Joyce y que escribió un libro llamado La conciencia de Zeno, ejemplar que conseguí en la costa atlántica este verano, una tarde de lluvia y olor a tostadas. Comencé a leerlo y supe que discurre sobre el cigarrillo pero lo abandoné.
La verdad es que tenés una capacidad increíble para infundir entusiasmo en los potenciales lectores, a esta novela le entraría, se nota interesante.

saludos

Anonymous said...

Vaya, Andrómeda: la semana pasada terminé Senectud, de Svevo, y acabé angustiada. No sé si te lo he comentado ya en otra parte, pero, bueno, el caso es parecido pero con variaciones: un joven donnadie, que se enamora de una mujerzuela, que lo maneja a su antojo y de la que apenas puede desligarse...y al mismo tiempo, las relaciones con la hermana, una mujer triste, fea y angustiada por la soledad...es un libro terrible. Creo que eligió Senectud como nombre porque el protagonista, pese a ser joven (joven pero no jovencito, entre los treinta y los cuarenta), tiene espíritu senil. Y la hermana tambien, claro. Y el final es muy triste. Es un estilo muy ascético, poco florido, que pare el tema va divinamente. El problema es que me deprimió mucho leerla.

RebecaTz said...

Yo había pensado leer La conciencia del Zeno, pero veo que no es una buena opción. Senectud es otra posibilidad...
Es que con una primera lectura no logro hacerme una idea concreta acerca del estilo del autor y además, en este caso, me gustaría elegir con cuidado.

Gracias Mariano, ¡un saludo!

Bárbara said...

Ay, me encantan las ediciones de Acantilado, con esa hojita negra con más gramaje al comienzo del libro que se corre como un telón.

¿Cuál me recomendás de Svevo? Hoy justamente tuve uno en las manos en una librería donde terminé llevándome a Walser después de, creo, dos horas de hacer sacar libros de los anaqueles.
Saludos!

RebecaTz said...

Ya somos dos, Bárbara, que los de Acantilado me gustan mucho también.
He visto "Senectud" de Svevo pero no me he animado a comprarlo. Yo también espero alguna recomendación. :)
¡Abrazos!

RebecaTz said...

¡Ariodante!!, acabo de ver tu mensaje. Hasta ahora llegó a mi correo, aunque es anterior al de Bárbara... Le faltan emoticons al blog (para que ponga una cara de sorpresa). :0

¡Ay!, creo que voy a dejar a Svevo olvidado por un tiempo, que no estoy para depresiones ahora.

Mil gracias, saludos.

Lola said...

No he leído nada de Svevo... aunque este libro parece muy triste... y el de Senectud no tiene pinta de ser mucho más alegre.
Aún así lo tengo entre mis autores pendientes, a ver si un día me siento con ánimo suficiente y leo alguno, porque interesantes sí que parecen. Bss.

RebecaTz said...

Si quieres me avisas y así nos acompañamos, Babel. "Senectud" está en Acantilado también.
Habrá que leer junto a una infusión de valeriana y Passiflora...
Abrazos.

Lola said...

¿Una infusión de valeriana o una botella de vino? jjajja, bueno, ya lo decidiremos en su momento :). Te tomo la palabra, así podemos irlo comentando. Bss.

Anonymous said...

Mejor una botella de Rioja, digo yo...y unas olivitas. Yo a Svevo lo aparco desde ya, que no estoy para gaitas.
Oye, Bárbara: ¿qué has leído de Walser? Me interesa saber algo de él, lo citaban en el libro de Vila matas sobre Bartleby y los "bartlebys" en literatura. Y me interesó. Pero cuenta, cuenta...

RebecaTz said...

Mira que se quieren fiesta las chicas, bajo pretexto del libro. :)

Yo también espero el comentario de Bárbara, porque no he leído a Walser...

Bárbara said...

Entre la infusión de valeriana y la botella de vino no hay mucho que pensar...De Walser compré el viernes "Los hermanos Tanner" y "Jakov von Gunten" en un momento de "no me importa que mi sueldo no se adapte a mis desmanes" y me fui felíz de la librería, con mis dos libros de editorial Siruela, muy linda también (hace mil años que no tengo un libro tapa dura) y sin un peso. Empecé Jakov y me encanta, es una narración en primera persona sobre la estadía en un instituto de educación para hombres, el instituto Benjamenta. Era uno de los escritores favoritos de Saer y parece que el preferido de Kafka. Les copio un párrafo porque es genial: "Somos una auténtica partida de bichos raros. Llevamos siempre el pelo limpio, bien peinado y cepillado, y cada cual ha de trazar en ese mundo que corona su cabeza una raya bien recta, un canal que divida la tierra rubia o negro azabache de su cabellera. Es de rigor. Hasta las rayas tienen que ajustarse al reglamento. Lo cual explica que con nuestras rayas y peinados tan encantadores parezcamos todos realmente iguales, hecho que haría morir de risa a un escritor si, por ejemplo, nos visitase para estudiarnos en todo nuestro esplendor e insignificancia."

Bárbara said...

Así empieza Jakov von Gunten: "Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada, es decir que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores?"

RebecaTz said...

Ay Bárbara, ¡quiero ese libro! El asunto de la raya en la cabeza no tiene paralelo, y esto último es genial; qué buen inicio para una novela.
Bueno, ya me veré sin un peso también, pero con mis flamantes libros de Siruela. Ji ji

Un saludo!

En el zaguán said...

Saludos Andrómeda,
Acabo de comprar por pura intuición un libro de Svevo para un regalo, del que reconozco que no sabía nada, se trata de "una vida", ¿Lo has leído o tienes alguna referencia sobre esta obra?. Felicidades por tu blog.

RebecaTz said...

Hola Javier, la verdad es que no tenía idea de la existencia de ese libro. El título suena interesante, ya nos contarás de qué va (seguro hay mucha introspección).

Gracias por la visita, saludos.

Anonymous said...

Gracias, Barbara: me apunto los de Walser, a ver si encuentro alguno de ellos.